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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Los bocetos del Guernica son obras por separado

Impresionado por las noticias del bombardeo de la población de  Gernika (País Vasco, España), Pablo Picasso comenzó a trabajar en el mural que el Gobierno republicano le había encargado para el pabellón español de la Exposición Internacional de París el 1 de mayo de 1937. Cuando 10 días más tarde empezó a pintar sobre el lienzo había realizado una veintena de bocetos y estudios.

En los bocetos se revela la gestación del mural, la forma en la que el artista perfiló las figuras claves de la pintura, como el caballo, la cabeza de toro, y el rostro de la mujer, llorando presa del terror, y la composición de una de sus obras más importantes. "Los bocetos son la primera plasmación de la idea original", dijo la antigua directora del Museo Reina Sofía (que guarda la obra), Ana Martínez de Aguilar. "Guardan la inspiración de Picasso y la esencia de la obra. En los bocetos se ve su metamorfosis".

El centro de arte madrileño que cuida la pieza expone estos bocetos como obras independientes.  En la muestra se pueden ver los bosquejos sobre las manos del guerrero empuñando una espada realizados entonces y otras figuras que Picasso, finalmente, no utilizó en el Guernica. Estos dibujos fueron presentados en El Museo de la Paz, en Guernica, dentro de los actos  conmemorativos al setenta aniversario del bombardeo que destruyó la villa en la Guerra Civil.

La intención del ayuntamiento que solicitó los bocetos era conseguir el Guernica en sí, pero debido al delicado estado de conservación del mural -deteriorado por largos peregrinajes como símbolo del horror de la guerra y tratamientos de dudosa eficacia-  este no se presta más. Centros de arte vascos, como el Museo Guggenheim Bilbao, también han solicitado fallidamente la obra.

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