Lo banal como base para reflexionar sobre Quito
“La Ciudad del Encierro” es el nombre que recoge tres obras de teatro: “Pecesperros” y “Chicas Kitsch”, que ya fueron estrenadas, y “Patria Ficción”, que debutará en el tablado del Teatro Variedades desde mañana. Las piezas son independientes, pero tienen, asimismo, tres hilos conductores: el amor, la televisión y las situaciones cotidianas. Busca rescatar esos aspectos y darles un nuevo valor o “resignificación”, contó su director Tián Sánchez.
Otra característica común que tienen las obras es el lenguaje escénico, construido a partir de una narrativa televisiva y cinematográfica; la razón es que el espectador se sienta identificado y empiece a reflexionar desde su cotidianidad dándole así una nueva lectura a sus situaciones diarias.
Con esta propuesta el director Sánchez quiere romper la idea tradicional del teatro “que ha estado sujeto a una situación intelectual abstracta de las grandes élites, en las que aparecen palabras difíciles y situaciones demasiado complejas”.
“Tratamos de demostrar, de ver. Nuestra idea es que lo cotidiano se convierta en espectacular, que sea atractivo, queremos decirles que la rutina también puede tener su poética, hablamos de la poética de lo banal, de lo popular, de todo lo que nos va rodeando”, añadió.
La construcción televisiva y cinematográfica también le permitió reflexionar sobre esa capacidad que tiene el ser humano de “ensimismarse” cuando se pone frente a un televisor y queda, de algún modo, “encerrado, aislado y conectado al mismo tiempo con el mundo”, de ahí viene justo el nombre de la obra total: “La Ciudad del Encierro”.
Las personas pueden escapar de la tecnología, pero no de la ciudad, y a criterio de Sánchez esta también ejerce una reclusión que está relacionada con las emociones y percepciones del ciudadano. La ciudad se expande y los ciudadanos se individualizan más, demarcan su territorio y temen salir de las fronteras. Hay más lugares privados y menos públicos. “Desde ahí se genera una situación de encierro, más emocional, es un distanciamiento, es una enajenación”.
A todas estas ideas hay que sumar el amor, que es el gran eje de las tres obras. Para el director de “La Ciudad del Encierro” ese sentimiento tiene un tratamiento especial, el mismo que evoluciona en las piezas teatrales, empieza con cariños inocentes pero cada vez se tornan más intensos.
La trilogía se iniciará mañana con la presentación de “Pecesperros”, una obra que cuenta la historia de un crimen que a ratos se desdobla hacia el surrealismo. En un departamento habitan una mujer y su hija Dolores, una adolescente que esconde dentro de la maceta de su habitación un cadáver.
Charly Bernal, conocido en la obra como el Cabo Benitez, es quien ayuda a esconder el cadáver a Dolores. La razón es el temor. Charly cuenta que en ese momento se asume como una de las estrategias que aparece en las películas de Hollywood, por decirlo de algún modo.
El miércoles se presentará la puesta en escena “Chicas Kitsch”, que retrata el amor a destiempo y los sueños frustrados de Tito y Yural, quienes tratan de restablecer su romance, pero una hija y un esposo con una extraña enfermedad impiden la aventura.
Andrés Mora, a quien se conoce también como “El Cuentero”, representa a Germán, el esposo enfermo en la obra. La dolencia que padece llama la atención en la pieza, pues consiste en que adoptó la vida de un perro que ladra, maulla y espera mimos todo el tiempo. El actor para asemejarse a un can se afeitó su larga cabellera y tan solo dejó un mechón en la frente, tomando la apariencia de perro.
Con voz misteriosa cuenta que hay 4 teorías de cómo quedó en ese estado, una es que un grupo extraterrestre lo secuestró y devolvió a la Tierra pero ya en esas condiciones.
Para el 28 y 1 de marzo se estrenará “Patria Ficción”, en la que tres personajes, un dinosaurio violeta, llamado Barney, una joven embarazada y una ama de casa aturdida, que escapó de un hospital, se acompañan hasta encontrar el amor.
Gabriel Suárez representa a Barney, pero en la obra no vende ni globos ni burbujas como es común; el oso es un DJ que pone canciones para divertir a los niños y, de vez en cuando, se fuma un tabaco. “Queremos mostrar la ficción y la realidad”, añadió “el oso”.
En las obras participan intermitentemente 11 actores y actrices, quienes pertenecen al grupo Sin Teatro, consolidado desde 2009, año en que lo fundó Sánchez.