Literaturas de Brasil y Ecuador, juntas
Tal vez debió ser en el Centro Cultural Brasileiro, pero fue en el restaurante Brasa Brazil, demostrando, a juicio del público asistente, que la empresa privada apoya la gestión cultural en Guayaquil.
Ante unas 35 personas que escuchaban la prueba de sonido de Bö (Boris Gallino) y su Grupo, todos estudiantes del Conservatorio Nacional de Música Antonio Neumane, el pasado jueves, el escritor Rodolfo Salazar Ledesma se “atrevió” a iniciar el evento por él coordinado, un homenaje a la cultura de Brasil por celebrarse los 50 años de la canción “La Garota de Ipanema” (fue presentada al público carioca el 2 de agosto de 1962), además de los 100 años de nacimiento del escritor Jorge Amado, el personaje más reconocido en Bahía en su momento.
Cuatro temas brasileños interpretados por Bö y su Grupo, con guitarra, cajón y clarinete, dieron inicio al acto especial de esa noche, entre ellos la versión del guitarrista-vocalista de “La Garota de Ipanema” y la canción “Desafinado”. A pesar de ligeros problemas con la amplificación y la acústica del local, todas las interpretaciones fueron aplaudidas.
Después de ello tomó el micrófono Salazar Ledesma e hizo un comentario literario sobre la canción, destacando que en su presentación original intervino el músico y poeta Vinicius de Moraes, además de Antonio Carlos Jobim, João Gilberto, Os Cariocas, Otávio Bailly, en el bajo, y Milton Banana, en la percusión.
Adelantó que esa noche también se haría un reconocimiento al autor guayaquileño Cristóbal Garcés Larrea, amigo de Jorge Amado; él estaba presente y asintió aprobatoriamente el discurso de Rodolfo.
Salazar Ledesma prefirió decantarse más por lo literario y destacar la obra de Jorge Amado, aunque también se refirió a los estudios locales sobre la música popular brasileña del sociólogo Francisco Aguirre Racines. Habló de Amado y dedicó buen tiempo a explicar cómo en una entrevista para el texto “Los Libros En Mi Vida: La Historia Que Nunca Se Contó”, de Édgar Freire Rubio, Fernando Artieda admite que el máximo personaje literario es Quincas Berro de Agua.
El escritor describió cómo ese personaje principal del cuento largo o novela corta “La muerte de Quincas Berro de Agua”, del que hay una película magistral, tiene similitudes en temática con el máximo poema de Artieda, “Pueblo, Fantasma y clave de Jota Jota”: la muerte y el difunto, que no desaparece sino que permanece por su legado y con el que sus amigos libertinos se van a festejar.
Terminada la exposición de Salazar Ledesma, tomó la palabra Cristóbal Garcés Larrea para disertar sobre literatura y la vida de su amigo Jorge Amado y contar anécdotas sobre sus 88 años de vida en los que ha tenido múltiples golpes de suerte, “sin ganarse la lotería”, lo que le ha permitido conocer a grandes escritores como García Márquez, Vargas Llosa, Manuel Bandeira -quien era famoso por sus aventuras por el barrio de tolerancia de Río de Janeiro, la Lapa-.
Relató cómo luego de una estancia en Argentina, por pedido de Gonzalo Losada, dueño de la editorial Losada, hizo el favor de pasar por Bahía, mientras viajaba por Brasil, llevándole a Jorge Amado la traducción al español de su novela “Gabriela, clavo y canela”. Sin tener dónde dormir y luego de encontrarse con el autor brasilero en el aeropuerto, quien lo reconoció porque el mismo Garcés Larrea le dijo que llevaba una maleta con un sello de una aerolínea ecuatoriana, el denominado Pai-de-Santo (en contraposición a la reconocida Mãe-de-santo o sacerdotisa de las religiones de la cultura afrobrasileras) lo invitó a quedarse en su casa. De cuatro días, la estadía de Garcés Larrea se extendió a un mes de convivencia con el hombre que toda Bahía quería conocer.
Se entregó el reconocimiento a Garcés Larrea, y Bö y su Grupo tocaron cuatro temas más, incluido uno original de su proyecto musical y una versión de “El Aguacate”. En esa velada, que se repitió ayer sin Garcés Larrea, se hermanaron las literaturas y músicas de Brasil y Ecuador por amistades y anécdotas.