Limbo radioteatro: cuando la voz se toma el cuerpo
Dos días antes de que se cerraran las puertas de todos los espacios públicos y de encuentro, los integrantes de Muégano, una agrupación que comanda la puesta en escena de un teatro de paredes negras, ubicado en el centro de Guayaquil, en un callejón sin salida, habían limpiado completamente la sala.
No sabían que el virus que les obligaría a cerrar sus puertas dos días más tarde, había entrado.
Estaban por iniciar una temporada de funciones de la obra de Maribel Carrasco, Los Cuervos no se peinan. De esta dramaturga ya han montado y re escenificado, en múltiples ocasiones, El pozo de los mil demonios.
Querían seguir ensayando, como fuera. Habían trabajado la escenografía con el colectivo de arte Las Hormigas.
No querían perder la intensidad que habían logrado, pero una de las integrantes del equipo empezó a tener los síntomas de la enfermedad que ha postergado de manera indefinida la vida de los teatros en todo el mundo.
Pensaron que tal vez debían tomar la necesidad de continuar en medio de la emergencia sanitaria con más calma, pues no sabían cuánto duraría todo.
Hace algún tiempo, Pilar Aranda se había planteado hacer un programa de vínculo con la comunidad a través de la radio y en este contexto se volvió a plantear la idea. Su compañero, Santiago Roldós, propuso que ese vínculo sea con las obras que han montado.
“Nosotras pensamos cómo seguir con el trabajo. Parte de todo este aprendizaje ha sido justo pensar cómo puede funcionar este dispositivo radioteatro/podcast”, dice Aranda.
El jueves 14 de mayo se lanzó en la plataforma Spotify el primer capítulo de Limbo Radioteatro, una serie podcast en la que la agrupación presentará por capítulos todas sus obras.
Y cuando las que han puesto en escena se acaben, empezarán a trabajar con las dramaturgias de quienes les gusta.
El primer capítulo de este Limbo Radioteatro son quince minutos de Pequeño ensayo sobre la soledad, una obra para niños de 0 a 199 años, en el que una niña que se monta un circo con hormigas que hablan mientras su madre hace todo al mismo tiempo para mandarla a la escuela. La obra se ha adaptado a las circunstancias.
Para los integrantes de Muégano pensar en la radio como formato de extensión de una puesta en escena se trata de “retrabajar la obra”, “es una relectura y una puesta en escena para esta tecnología”, dice Aranda.
Para Estefanía Rodríguez “las obras están, pero cambian, se articulan a como nos vamos vinculando con hacer radio.
El no poner el cuerpo en la dimensión de la acción, de manera tan determinante como lo ponemos cuando estamos en escenario, no hay una escenografía. La atmósfera va a estar dada de encontrar en la voz y exige que esto nos desplacemos a otro lugar. Creo por suerte que no es una repetición de lo que ya hicimos. Ahí está lo interesante. Estamos editando, nos morimos de la risa y estamos volcándonos a encontrar nuevos materiales para justamente completar y transformar el nuevo discurso que nos dio en algún momento dado el texto.
Los integrantes de Muégano Teatro se preguntan cómo hacer que su cuerpo se extienda hasta cada fragmento de lo que dicen, que cada uno de los movimientos que no pueden hacer sobre un teatro estén presentes en un audio.
Estefanía Rodríguez cuenta que piensa en buscar un escritorio para conectarse a los ensayos de pie desde su computadora.
Pilar Aranda dice que se han planteado trabajar desde las 16:00 porque la voz es otra.
“La atmósfera va a estar dada por la voz y exige que nos desplacemos a otro lugar. Creo por suerte que no es una repetición de lo que ya hicimos. Para mí es un nuevo descubrimiento de la actoralidad, de cómo pensar, de cómo me ubico ante una computadora antes de un ensayo”, relata Rodríguez. “Hay una necesidad permanente del cuerpo, que se contiene y estructura desde la voz. Es muy demandante, no siempre se termina de construir, lo estoy explorando porque recién aparece”.
Aranda se plantea que si “este ejercicio surge de manera nostálgica (en alusión a la idea de hacer radio) muta a una nueva posibilidad”. (I)