Lima registró 1.200 actos culturales en 4 años

Susana Villarán, alcaldesa de Lima, culminará su mandato en enero de 2015 teniendo a su favor haber encabezado la administración municipal que más ha invertido en cultura en la historia de la ciudad. En los 4 años de gestión, el equipo de Villarán llevó adelante modificaciones de fondo y forma en este campo. Las inversiones se triplicaron sumando alrededor de 50 millones de soles ($ 17,5 millones) lo que implicó unas 1.200 actividades culturales que tuvieron como público objetivo a 3’600.000  personas.

El trabajo apuntó a garantizar que los espacios que la cultura tenía dentro de la administración municipal fueran más amplios y adecuados para una ejecución de alcances mayores. De este modo se creó la Gerencia de Cultura en reemplazo de la Subgerencia de  Educación, Cultura y Deportes.

La Gerencia situó a la promoción y desarrollo de actividades artísticas que vinculen a la colectividad con la idea de una ciudad abierta, inclusiva, y con profundo respeto de la diversidad. “Esta inversión se puede leer como una apuesta por abrir nuevos caminos en el horizonte de la ciudad. Antes de Villarán la cultura estaba disminuida como expresión de la identidad de los habitantes de Lima. Posterior a estos cambios se pueden ver algunas acciones autónomas de los barrios, clubes departamentales, sectores que antes eran marginados por una cultura de élite”, aporta Carlos Villacorta, gestor cultural de la ciudad.

Aunque la inversión en esta área ha tenido énfasis, Lima sigue por debajo de los $ 21 millones que Quito inyecta en este rubro y los 100 millones de Bogotá. Aun así, no han sido pocos los efectos que esta forma de administración ha logrado aglutinar. En este año Lima fue declarada la Plaza Mayor de la Cultura Iberoamericana en reconocimiento del buen manejo de temas culturales, así como del fortalecimiento de espacios artísticos y patrimoniales. Los eventos masivos, shows al aire libre, intercambio de experiencias con artistas y pensadores culturales, fueron una constante que acompañó a este nombramiento, elevando las posibilidades de contacto entre la población y formas particulares de apreciar la realidad. Lima Vive Rock y el Festival de Artes Escénicas de Lima (FAEL) se han constituido en íconos de una urbe que intenta fortalecer lazos de unidad en medio de un clima de violencia, corrupción e impunidad.

Los mecanismos en que esta inversión funciona parecen estar relacionados con el acceso multitudinario de la población a espacios que en el pasado se consideraban exclusivos.

Una muestra es lo que sucedió con el programa ‘La noche de los Museos’, proyecto que abre las puertas de estos sitios dos veces al año. La actividad iniciada en mayo de 2011 contó con unos 3.000 asistentes, la de mayo de 2014 superó los 39.000. “Comprender que la cultura es un indicador de desarrollo humano ha llevado su tiempo en Perú, inversiones como las de esta administración no solo abren una puerta para que este imaginario gane terreno sino que son un antecedente positivo para que, en adelante, la población sepa de sus derechos a tener acceso a experiencias que alimenten su identidad”, acota Carmen Velásquez, socióloga limeña.

Una de las preocupaciones principales de orientar el trabajo cultural ha residido en que este supere el hecho de generar eventos y se posicione como una herramienta formadora de ciudadanía, en tanto permita la conexión con una conciencia clara de derechos y obligaciones como habitante de esta urbe. Los Centros de Cultura, Recreación y Educación Ambiental (CREALIMA) han condensado esta expectativa.

Ubicados en 4 parques zonales de la ciudad, estos espacios están diseñados para fomentar la práctica y producción cultural locales; adecuados como contenedores de libros, salas para talleres, galerías para muestras y con amplios espacios al aire libre donde desarrollar prácticas diversas se han convertido en lugares de encuentro para las familias que habitan en sus alrededores. Se calcula que a fines de este año, unas 430.000 personas serán las beneficiadas por este sistema.  

La firma de un Fideicomiso de Cultura que busca garantizar la disponibilidad de recursos municipales para el beneficio de proyectos culturales, que impulsa la Municipalidad en esta área, ha sido uno de los puntos de anclaje para sostener este tipo de inversión en el futuro sin que medie demasiado el cambio de administradores municipales.

El reto acá se revela solo: Luis Castañeda, ganador de las elecciones, ha sugerido que su administración recuperará “el verdadero progreso de Lima” entendiendo este como un objetivo lejano a la promoción cultural.

Queda ver si el antecedente de una inversión de esta magnitud puede generar en los ciudadanos la necesidad de exigir que la actividad cultural siga siendo su lugar de encuentro y formación.