Gran revuelo ha causado la estrenada película Bohemian Rhapsody en las nuevas audiencias. Ya sea por las frustradas expectativas ante el guion de Anthony McCarten o porque las descargas de las canciones de Queen en plataformas digitales superaron a las de la música urbana; lo interesante es que la legendaria banda y su líder han vuelto a la retina del público casi 30 años después.

Este auge que ha tomado por sorpresa a las generaciones de las décadas del 70, 80 y 90 dio motivos de peso para analizar partes del filme dirigido por Bryan Singer y producido por Graham King y Jim Beach, antiguo mánager de la emblemática Queen.

El equipo de EL TELÉGRAFO digital tomó la iniciativa de sumarse a estos debates con un conversatorio que se desarrolló el pasado viernes en Cartón Pop, el nuevo programa digital que fue conducido por Fausto Rivera, editor de Arte y Cultura, y que contó con la intervención del académico y docente Édgar Vega, del músico y periodista Diego Cazar y de la escritora Paulina Simon.

“Me llamó la atención que en la película parecería que la vida gay fue la perdición de Freddie Mercury; como que lo perdimos porque se metía en unos bacanales y ahí terminó, pero creo que no hace justicia a lo que pasó en ese momento”, acotó Vega.

El docente analizó el impacto de Queen en la cultura popular y trató los puntos álgidos de una época marcada por la expansión del VIH y los derechos de la sexualidad regulados en la sociedad.

En cambio, Diego Cazar consideró que el guionista se quedó en deuda al no contar con la presencia de David Bowie, figura fundamental en la vida de Mercury en el filme.

“Queen es la banda que hace un quiebre en la cultura hippie para arrancar con un movimiento que tiene que ver con el negocio de la música, la gran industria; entra avasalladoramente a pensar en las bandas, en los hits y en cómo posesionar estos sencillos. De hecho, ‘Bohemian Rapsody’ es uno de los más poderosos de toda la historia”, subrayó Cazar Baquero.

Para Simon fue decepcionante la construcción del libreto en torno al cantante, porque considera que lo arrinconaron para narrar su vida con un tinte prejuicioso.

“Poco antes de la mitad de la película empieza esta deblace de la riqueza y soledad, pero ni siquiera es por el éxito ni el dinero, ni por la excentricidad, sino por su condición homosexual y luego viene el acha del castigo con el VIH”, dice la autora de La madre que puedo ser.

De izq. a der. Édgar Vega, académico y docente universitario; el periodista y músico Diego Cazar y la escritora y crítica de cine Paulina Simon Torres.  Foto: Andrea Puga/ El Telégrafo

Durante el análisis, que tuvo más opiniones en común que discrepancias, hubo cortes que dieron paso a la interpretación del piano de Lucho Páez, integrante de la banda de jazz fusion Abel, quien tocó los temas más sonados de Queen a su estilo.

Los pros y contras de la interpretación del actor egipcio Rami Malek también tuvo distintas visiones.

“Más allá del parecido de Rami Malek, rescato el trabajo sobre el personaje, el estudio de la sicología y la gestualidad, me parece que es muy profundo”, sostuvo Cazar.

Mientras que a Simon le incomodaron la representación excesiva de los dientes de Mercury. Para Vega, en cambio, la interpretación de Malek estuvo sobreactuada.

Para los panelistas, los desaciertos se centraron en la ambición de contar toda la historia y desestructurar la verdadera cronología.

Todos coincidieron en que la responsabilidad de una cinta que se la promueve como biográfica debería tener hechos reales sin dejar la ficción de lado.

“Hay errores fuertes (...) pero es una decisión del guionista y se acomoda para hacerle un favor a Freddie y su banda”, comentó Cazar.

El video-debate que estrenó el primer capítulo de Cartón Pop está colgado en el Fanpage de @diarioeltelegrafo, donde próximamente se analizará la figura de Stan Lee, el célebre escritor y editor de cómics. (I)