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El 31 de marzo se conmemoraron 100 años de su nacimiento

Lectura de textos y reflexiones sobre la obra de Octavio Paz

Mariana Falconí, Iván Oñate y Juan Valdano. Se estableció una permanente comparación entre Octavio Paz y Jorge Luis Borges. FOTO: ANDRES DARQUEA
Mariana Falconí, Iván Oñate y Juan Valdano. Se estableció una permanente comparación entre Octavio Paz y Jorge Luis Borges. FOTO: ANDRES DARQUEA
02 de abril de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

Los amantes de la literatura de Quito se dieron cita en el Centro Cultural Mexicano, para leer poesía, narrativa y ensayo de Octavio Paz, en un salón en el que se había dispuesto una mesa con primeras ediciones de sus libros. La jornada de lectura empezó a las 08:30 y concluyó a las 17:30 del domingo, cuando el embajador de México en Ecuador, Jaime del Arenal Fenacho, nombró las obras del escritor que habían sido leídas: Laberinto de la Soledad, Libertad bajo palabra, Salamandra, Entre irse y quedarse, Posdata y Piedra de sol.

Se apagó entonces la pantalla que reproducía, una y otra vez, un video sobre la vida y obra del autor homenajeado y se dio paso a una conferencia a cargo de los escritores Iván Oñate, Juan Valdano, Mariana Falconí y Edgar Allan García.

Si bien Oñate había preparado un ensayo, prefirió contar al auditorio el impacto que la obra del autor mexicano había ejercido en él. “Como poeta, Octavio Paz es demasiado inteligente”, dijo Oñate, y recordó que en el encuentro de poetas en el que alguna vez había coincidido con Pablo Neruda, este había llevado la voz cantante, debido, precisamente, a que era más emocional. Pese a ello, dijo que de Paz aprendió el valor y resonancia de las palabras y, por supuesto, los aspectos constitutivos de la cultura mexicana.

Por su parte Juan Valdano dijo que los 2 poetas que más lo habían marcado eran Borges y Paz. “Al premio nobel mexicano se le ha definido como el intelectual del siglo XX, en la medida en que reflexionó sobre hechos constitutivos de nuestra intimidad y de nuestra experiencia con el mundo, y nos dio diciendo, nos dio expresando”, señaló con un ecuatorianismo.

“Borges -continuó Valdano-, expresó el mundo desde una perspectiva argentina, y Paz desde una visión mexicana, y por eso es más cercano a nosotros, pues al igual que los mexicanos, nosotros tenemos una raíz indígena. Esa es la gran lección que nos dejó Paz; expresar lo universal desde nuestra perspectiva latinoamericana”.

Valdano subrayó a continuación la carga filosófica que Paz incorporó a su obra al momento de reflexionar sobre el ser humano atrapado en su geografía y su tiempo, pero también y, sobre todo, al momento de preguntarse quiénes somos los latinoamericanos y por qué somos así.

Paz, dijo Valdano, respondió a inicios de la década del 70 al arte comprometido impuesto por Sartre, y señaló que lo único que había logrado este fue una literatura de propaganda. Más, aún, señaló que el realismo socialista terminó al servicio del partido y los intereses de los funcionarios.

Mariana Falconí tomó la palabra muy pocos minutos para recordar al poeta y ensayista mexicano como a un escritor empecinado en romper las normas líricas tradicionales, y aprovechó la ocasión para instar a las instituciones educativas a renovar contenidos que desarrollen la creatividad de los jóvenes.

Edgar Allan García dijo que se rindió ante la magnificencia de la obra de Paz, aunque políticamente haya sido de derecha, del mismo modo en que lo había hecho ante Borges. Dijo, a continuación, que no hubo un año, durante los 16 en que fue maestro, que dejara de leer Piedra de sol a sus estudiantes.

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