Le Padox busca la anarquía en todo el espacio público
No hay primera llamada. Ocho miembros de Le Padox aparecen en la calle. Son un grupo de seres regordetes, con sacos, pantalones de tela y botas. Sus cabezas imitan la forma de la luna, llena de cráteres. Llevan paraguas y un pañuelo en el bolsillo.
Así, salen a descubrir la ciudad a la cual han llegado.
En la calle provocan ternura risa y miedo en la gente. Los ocho padox juegan con quienes se aproximan para volver su intervención algo fotografiable. Abrazan a las personas, las toman de la mano y las llevan en su recorrido.
Los espectadores casuales se hacen autorretratos con la escena de los padox y ríen. Los comparan con sus amigos, con sus políticos. “Igualito al ‘Chato’ Castillo”, dice un hombre al verlos con atención. Los padox ocupan el espacio público, se sorprenden con los monumentos, emulan veneración, los imitan y ridiculizan al mismo tiempo.
El Padox es un personaje de la compañía del francés Dominique Houdart, creado hace 30 años. Está pensado como una marioneta viviente. Recrea a un ser de este tiempo, como el Arlequín que inventaron los italianos o los guiñoles franceses, como portavoces de una época.
Son negros, blancos, mestizos, indios, tienen una humanidad condensada en esa figura que, a veces, parece la de un extraterrestre. Pueden ser jóvenes o viejos, y aunque la gente tema que se puedan caer, un padox está preparado para ser lento o rápido.
En Loja, los padox se tomaron la calle como parte de la segunda edición del Festival Internacional de Artes Vivas de Loja (Fiavl) con la obra Maestros del desorden, que hace alusión a la idea del chamán en el mundo, a cómo esta figura ancestral en muchas culturas cuestiona la relación de los hombres con la vida y lo cotidiano. El nombre surge a partir de una muestra que hubo en el museo Quai Branly de Francia y en la cual participó Ecuador.
En cada lugar al que llega este espectáculo convocan a un grupo de actores profesionales o aficionados para interactuar en el espacio público. Mientras recorren los parques y las plazas de Loja para irrumpir en la manera en que la gente transita, un hombre sigue al grupo de Le Padox y les dicta instrucciones en francés, traducidas al español por una mujer desde un pequeño micrófono.
“Disfrute el momento con el personaje desconocido, abrácelo”; dicen las instrucciones de su director, Félicien Graugnard, mientras los padox juegan con las personas que se les aproximan para hacerles fotos o solo para mirarlos.
“Los humanos tomamos formas extrañas y la idea de Maestros del desorden es decir que, tal vez, también el teatro tiene un papel así, que no es solo un entretenimiento, que es una manera de cuestionar nuestra existencia y la relación con el mundo”, dice Graugnard.
Los padox, esta vez en un grupo de ocho, ocupan el espacio público y en su interacción con los habitantes les muestran los objetos que están en el recorrido, los usan de otras maneras. Recogen las piedras de una calle en reconstrucción para remitirse a la idea de un descubrimiento en el subsuelo.
Las marionetas vivientes se sientan sobre los reflectores del piso o imitan las formas de los monumentos. En la escultura del pensador que está en la puerta de la ciudad, en Loja, los padox recrean la historia de esa época del arte imitando las formas de esculturas famosas como ‘La maja desnuda’ o el ‘David’, de Miguel Ángel.
El creador de estos seres pensaba que había que llevar el teatro al espacio público para que la gente vaya a los teatros. Con la dirección de Graugnard tal vez esta idea de tomarse los espacios con una acción escénica se transforma. Le Padox es anarquista.
“Creo que la poesía proviene de la anarquía. Si dejamos todo enmarcado no se puede tener poesía, entonces hay que salir del marco”, dice su director sobre la manera en que estas marionetas vivientes ocupan el espacio público.
Él entiende la anarquía como Antonin Artaud concebía la poesía: como un verdadero movimiento en común. “No es un pensamiento liberal individualista, es una forma de considerarse en el mundo y en relación a los demás que obliga a estar en buena voluntad, todos queremos lo mismo, vivir bien y estar bien. No creo que sea la humanidad la que quiera entrar en guerras, golpearse, hacerse daño, la poesía persigue ser auténtica”, manifiesta Graugnard.
Cuando los padox terminan su recorrido hay un bus que espera que suban. Entonces se cierran las cortinas de las ventanas y, con ello, el fin de la función.
Hoy y mañana, a las 11:00, en el Teatro Loja, el colectivo mexicano Rodante presentará la obra Cero aguacero. Se trata de un trabajo de títeres enfocado en niños y adultos por igual. El movimiento del títere se basa en la técnica Bunraku. (I)
Obras
Propuestas extranjeras
→La Intrusa es una compañía de creación artística contemporánea formada en 1996 por Virginia García y Damián Muñoz. Ellos presentarán Mud Gallery, en la que varios elementos escénicos acompañan la danza narrativa de esta pieza escénica.
→8 miembros de Le Padox recorrieron Loja. Este proyecto fue creado hace 30 años.
Trabajos desde Brasil
→El Grupo Teatral Contadores de Mentira nació en 1995, en la ciudad de Suzano, Brasil. Ellos traen al festival la obra O increível Homem Pelo Avesso, un proyecto que fortalece la identidad local. (I)