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Ecuador, 23 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Punto de vista

Las políticas latinas y ‘La Razón Populista’

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Hace unos años, con su libro ‘La Razón Populista’ (2005), Ernesto Laclau resignificaría de modo positivo un concepto denostado, el de populismo, que se encontraba asociado en la ciencia política tradicional y el periodismo al clientelismo, el personalismo y la manipulación. Formado en la ‘izquierda nacional’ argentina de Abelardo Ramos, el desciframiento de la experiencia peronista le resultaría a este pensador un trasfondo importante para reflexionar acerca de las posibilidades de una ‘radicalización del populismo’.

Laclau señalaría cómo en la identificación política popular con el líder hay un componente afectivo relevante y en un continente donde el liberalismo había resultado en numerosas ocasiones un recurso formal de las oligarquías para la reproducción de su poder y la exclusión de las mayorías, la construcción de los procesos alternativos basados en un fuerte liderazgo que cuestionara las instituciones existentes tenía un papel a desempeñar para realizar las transformaciones pendientes.

Otro de sus aportes fundamentales, de ruptura con el marxismo tradicional y fundante del denominado ‘pos marxismo’, consistía en el señalamiento acerca de abandonar la idea de lograr una sociedad reconciliada consigo misma, ya que la disputa política por la hegemonía resultaba de un ‘antagonismo inerradicable’. De esta forma, el conflicto constituye un elemento fundamental de una democracia que se precie de ser tal.

La publicación de ‘La Razón Populista’ (2005) coincidiría con el ascenso al poder de los denominados gobiernos progresistas en América Latina.

De este modo, Laclau adscribiría a la necesidad de estos gobiernos de trazar una frontera política, dividir a la sociedad en 2 campos que expresen al pueblo y la oligarquía.

En este punto, se diferenciaría de Chantal Mouffe y de sus iniciales planteamientos conjuntos en Hegemonía y Estrategia Socialista (1985), más abocados entonces al reconocimiento de las luchas particulares y a la representación del pluralismo que a la polarización.

Uno de los aspectos más criticados de sus últimas formulaciones fue su señalamiento de que la única forma de ejercicio de la política era el populismo. Varios autores criticaron entonces que la política tiene múltiples formas para su ejercicio, siendo la populista solo una de ellas.

En definitiva, como sucede con los importantes teóricos, sus pensamientos, más allá de sus críticos y adherentes, se convierten en un legado fundamental en torno al cual es posible seguir reflexionando para el avance del conocimiento en nuestras sociedades. Ese fue sin duda el caso de Ernesto Laclau y su aporte para la comprensión de los modos de ejercicio de la política.

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