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La música clásica y la popular se encuentran

La música clásica y la popular se encuentran
16 de julio de 2013 - 00:00

Íntima, del compositor colombiano Adolfo Mejía y la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler fueron las obras que interpretó la noche del domingo pasado la Orquesta Filarmónica de Bogotá (OFB), que llegó a Guayaquil como parte de una gira internacional que incluye Ecuador y Perú.

La Filarmónica es reconocida como una de las más importantes a nivel latinoamericano. No es para menos, en 2008 obtuvo el Grammy a Mejor Álbum Instrumental. El disco premiado era una edición conmemorativa por los 40 años del conjunto, fundado en 1967. El nombre del álbum era, precisamente, 40 años. En ese tiempo, el director de orquesta era el compositor y arreglista mexicano Eduardo Diazmuñoz.

La OFB es reconocida, además por su calidad ejecutante, por la forma como conjuga música popular colombiana con la clásica en su repertorio. Desde 2011, la OFB tiene un nuevo director, se trata de otro mexicano, el violinista y compositor Enrique Diemecke, otro ganador de un Grammy Latino, en 2002.

Diemecke, que a lo largo de su carrera ha grabado alrededor de 30 discos, fue durante 16 años el director de la Orquesta Sinfónica Nacional de México, un período que se recuerda como uno de los mejores del   conjunto.

Ahora, al frente de la Filarmónica, el compositor mexicano, de origen alemán, es consciente de que uno de los fuertes de la Filarmónica es la forma en que combina en su repertorio la música clásica y la   colombiana.

Los conciertos de la OFB mezclan ritmos como el bambuco, la cumbia, la guabina y el porro con las composiciones de autores románticos, barrocos y contemporáneos. Es por eso que la obra de Mahler aparece junto a la de Mejía.

Pero esa combinación, esa convivencia, la OFB la ha llevado más allá. En 2004, la Filarmónica lanzaba un disco junto con Kraken, una banda colombiana dedicada al género del heavy metal.

La OFB realiza ensayos de manera abierta en lugares públicos, una iniciativa con la intención didáctica de acercar a los ciudadanos a sus repertorios y los grandes autores.

Sobre la tendencia cada vez más común de los conjuntos de música clásica de incluir repertorios que mezclan con otros géneros, el director de la OFB, Enrique Diemecke, explica que responde a la realidad que vive la educación formal.

“La educación musical se dejó de enseñar en las escuelas hace varias décadas”, dice, y agrega que “por lo tanto, el público ha dejado de ver esta forma de expresión como algo de importancia para sus vidas”. Es por eso que “salimos en busca de ellos, para que no pierdan la oportunidad de vivir las experiencias que ofrece la música clásica”.

Sin embargo, opina que “en realidad solo existe una clase de música”, y cree que la popularidad de una y otra tiene que ver con el paso del tiempo. “A través de los años las cosas cambian, eso es todo”.

“La música es el arte más abstracto”, decía Davit Harutyunyan, director de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil. En ese sentido, la música clásica suele ser vista -como le pasa al arte contemporáneo- como algo solo para entendidos.

Sobre ello, Diemecke piensa que “hay un reto al intelecto”, pero que “todo es cuestión de acercarse a ellos (al público) y acostumbrarse a los sonidos o efectos sonoros que el autor quiere expresar”.

Diemecke indica que las obras Íntima de Mejía y la Quinta Sinfonía de Mahler, que serán interpretadas por la OFB esta noche, encajan a la perfección, pues ambas “son de una profunda expresión romántica”.

La OFB se presentó a las 19:00 en la Sala Principal del Teatro Sánchez Aguilar. El concierto se repitió ayer, a las 15:00, en una función escolar.

Después de estas presentaciones, la OFB viajará a Lima y regresará a Ecuador para brindar un espectáculo en Quito este sábado, en el Teatro Nacional Sucre.

LA ORQUESTA BRINDÓ RECITAL EN EL TSA

La noche del pasado domingo, la Sala del Teatro Sánchez Aguilar (TSA) acogió a la Orquesta Filarmónica de Bogotá. El director titular del ensamble musical, el maestro mexicano Enrique Diemecke, con humor desbordante y mucha cercanía, se dirigió al público con palabras de agradecimiento y explicó las piezas que fueron las protagonistas de la velada.

Al terminar de tocar las  melodías que constaban dentro del programa, los asistentes se levantaron de sus asientos y aplaudieron de manera enérgica la virtuosidad musical que proyectó la  Filarmónica de Bogotá.

Al finalizar el programa oficial del recital, el maestro Diemecke dijo al público: “Les tenemos una sorpresa porque se han portado bien”. Los presentes reían y aplaudían.

La ‘sorpresa’ se trataba de un popurrí de ritmos tropicales colombianos. Fue ahí cuando preguntó quiénes del público  eran de Colombia y muchos alzaron sus manos o aplaudieron en señal de respuesta. Cuando la OFB tocaba la última pieza, Diemecke no solo dirigía a la agrupación sino que bailaba al son del ritmo alegre de la música.    

Ayer se realizó un concierto didáctico en el que participaron 320 alumnos de los colegios Domingo Savio,  U.E. Santa Ana y Niccolo Paganini; quienes tuvieron la oportunidad de conversar con el director y los músicos de la OFB.

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