En octubre próximo se llevará a cabo un concierto de aniversario por los 25 años de trayectoria que tiene la Agrupación
La música andina recibió aplausos en Brasil
El sol se escondía en la “ciudad maravillosa”, como se conoce a Río de Janeiro (Brasil) y por los pasillos del centro cultural Cidade das Artes (Ciudad de las Artes) se escuchaban los pequeños pasos apresurados de una niña vestida con el atuendo tradicional otavaleño. Era hija de Martha Anguaya, indígena radicada hace 4 años en Brasil y quien junto a su familia acudió al anfiteatro para celebrar los 206 años del primer grito de independencia de su añorado Ecuador.
El monumental edificio erguido 10 metros sobre el suelo en el corazón de Barra da Tijuca, zona oeste y preferencial de la ciudad, es uno de los lugares más importantes para las artes. Música, teatro y danza, son parte de su programación. El miércoles pasado, el centro cultural recibió a la Orquesta de Instrumentos Andinos de Quito con motivo de la conmemoración de la gesta independentista ecuatoriana.
Alrededor de unas 500 personas ingresaron a una de las salas técnicamente diseñadas por el francés Christian Portzamparc para disfrutar de música clásica y popular interpretada por instrumentos andinos como las quenas, zampoñas, charangos, bombos, entre otros.
La idea, hasta el momento única en el mundo, deleitó no solo a la comunidad ecuatoriana radicada en Río de Janeiro sino también a los brasileños que después de cada tema expresaban su emoción, diciendo “muito bonito” (muy bonito, en español).
Para el concierto número 2 de su gira por el “país continente”, el director de la orquesta, Wilson Haro, hizo una variación en el repertorio inicial; de las 14 interpretaciones del programa seleccionó Pasillo de la Suite N°2 del imbabureño Segundo Luis Moreno (1882-1972), el tema afroecuatoriano Andarele y el sanjuanito Longo Viejo de Enrique Sánchez, quien toca el contrabajo en el grupo. Además del El pretil de la Matriz de su autoría, un fragmento del ballet Cochasquí de Giovanny Mera, la samba Aquarela do Brasil de Ary Barroso y Bachiana Brasileña de Heitor Villa-Lobos (1887-1959).
Al igual que en su primer concierto en Brasilia, el 10 de agosto pasado en el teatro Poupex, los 39 músicos sorprendieron a los presentes al salir por los costados del teatro con tambores y payas (flauta de pan pequeña). Dos de ellos disfrazados de diablos huma encabezaban la fila. El embajador de Ecuador en Brasil, Horacio Sevilla, dio la bienvenida al público y enfatizó que la cultura es el medio más adecuado para la unión de estos dos pueblos que se enfrentan al mismo desafío de construir un estado democrático.
La actuación de la Orquesta fue novedosa para los asistentes en cada momento. Efectos de sonido de juegos pirotécnicos y animales realizados con sus voces, interacción con el público, baile y teatralización fueron parte de su concierto. Para los esposos brasileños, Ana Sausta Aguiar y Acyr Aguiar, el sonido, aunque particular, no les resultó extraño porque están muy familiarizados con la cultura andina. Vivieron en Lima (Perú) algún tiempo y ahora les gustaría conocer Ecuador.
A eso de las 22:00, la Orquesta de Instrumentos Andinos finalizó formalmente con una interpretación de mambo. Los asistentes insistieron en que la fiesta continuara. El pasacalle Chulla quiteño del compositor de música popular Alfredo Carpio (1909 –1956) fue la chispa para encender a todo el público que se levantó a bailar y cantar. Le siguió Mi lindo Ecuador, de Rubén Barba, que los migrantes corearon con gran fuerza. La celebración continuó en el camerino de los músicos, donde sus nuevos fans los siguieron para tomarse fotos con ellos.
El quiteño Gustavo Terán y la cuencana Priscila Abril, estudiantes de cirugía plástica y mastología, respectivamente, se emocionaron mucho con el concierto porque les recordó que su objetivo es volver a Ecuador apenas terminen sus carreras profesionales. Después de un rotundo éxito en Río de Janeiro, la expectativa era alta para su próximo y último concierto en Sao Paulo, la ciudad más poblada de Brasil (más de 20 millones de personas). Esta vez el teatro SESC Bom Retiro fue el elegido. Allí 400 asistentes estuvieron muy atentos a los cambios de luces tricolores que iban acompasados al ritmo de la música.
Para Marcelo Martínez, quien toca una de las 3 bandolas de la agrupación, el cariño de la gente lo hace sentir el dueño del mundo: “La gente dice que no se vive de los aplausos, pero no es así. La música me ha dado las mayores alegrías de mi vida. En donde sea que estés, ella (la música) hace que las personas se expresen de la misma forma”, dijo.
Asimismo, el quenista Luis Sánchez, con 40 años de trayectoria y con una licenciatura en historia y geografía, nunca se ha separado de las melodías. Sánchez cuenta que existe la posibilidad de que la agrupación se replique en otros países como Colombia, Chile, Perú y Bolivia: “Queremos difundir el proyecto para que existan más orquestas como ésta a nivel mundial”.
Otro reto es crear una academia en Quito que capacite a una nueva generación de integrantes y que, en una década, los instrumentos andinos sigan teniendo su orquesta. (I)