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“La memoria no tiene que ver con el pasado, sino con el presente”

“La memoria no tiene que ver con el pasado, sino con el presente”
08 de octubre de 2013 - 00:00

Almudena Grandes es una de las principales invitadas a Eros, Cultura y Civilización, una actividad organizada por el Ministerio de Cultura y Patrimonio, cuyo eje es el libro y que arranca desde este jueves en Guayaquil. La autora española, reconocida por obras como Las edades de Lulú (1989), navegó por el erotismo y ahora lo hace por el registro histórico; en ambas corrientes propone lo que para ella es central: La memoria. Dice que ésta no corresponde netamente al pasado, sino al presente y al armado del futuro.    

“Cuando miro atrás, tengo la sensación de que he estado escribiendo la misma historia. Durante los primeros 10 años de mi carrera, me dediqué a contar los conflictos de identidad de mi generación: sexuales, ideológicos, familiares, políticos. Pero ya me aburría mirarme el ombligo, no tenía más que contar. Entonces cambié de registro, y escribí Los aires difíciles, que para mí es muy importante, una bisagra por la que se puede doblar mi obra por la mitad. Escribí luego El corazón helado. Y ahora estos episodios (proyecto al que ha llamado “Episodios de una guerra interminable”), novelas en las que yo pienso recorrer 25 años de la posguerra española, entre 1939 y 1964. Todas estas novelas tienen un epílogo que desembarca en la Transición. Digamos que los epílogos de estas historias enganchan con la infancia de Lulú, de Malena, las protagonistas de mis primeras novelas. Las edades de Lulú, aunque parezca mentira, era en cierta medida una novela política”.

Con esas palabras, la escritora hace una especie de línea de tiempo de su trabajo y de sus motivos para la Revista Ñ.     

Aunque Infobae, medio argentino, propone otra aproximación a la obra. “El primer acercamiento de Grandes a la historia reciente de España fue con El corazón helado, una novela de mil páginas sobre los exiliados. A medida que buscaba información en archivos y registros, se encontró con decenas de relatos increíbles. Y así decidió que antes de hacer un libro con 3.000 páginas, mejor era escribir varios. De esa forma, surgieron Inés y la alegría y El lector de Julio Verne, dos novelas de guerrilla”.

En todo caso, la misma autora dijo que sus novelas tienen que ver con la historia particular de España: la posguerra. “Hay cierta tendencia a creer que la guerra civil fue el momento más cruel y más intenso de nuestra historia reciente. Pero la mayor crueldad en España fue en la posguerra”, explicó. Por eso decidió contarla a través de sus libros y usó la narrativa porque -dijo- es muchas veces mejor que el libro de historia.

Para Grandes la literatura tiene una ventaja frente a los libros de historia: la fabulación. Lo define así: “Un historiador debe tener imaginación, sin imaginación no puede ser buen historiador, pero solamente tiene que contar aquello que puede documentar exhaustivamente, mientras los novelistas podemos rellenar algunas páginas con ficción”.

Y, entrando en más detalles, reveló sus métodos, no exentos de un compromiso político con su país y un sentido de fidelidad con su lector: “Empiezo una novela mucho antes de poner la primera palabra. Hago un resumen, cronologías, historias de los personajes por separado, luego las mezclo y al final hago una estructura, que es lo fundamental. Las crisis –afirma- las paso en el cuaderno que es mucho mejor que pasarlas escribiendo”.

En esta línea, comentó que una novela buena tiene que ser escrita con libertad. “Eso quiere decir, cuando se escribe una novela basada en un hecho histórico, que hay que alcanzar un cierto compromiso entre la libertad y la lealtad”.  

La memoria y su relevancia

Para Grandes hay que integrar la memoria del pasado en el presente para fortalecer la democracia... “la ausencia de estrategias para superar los dolores del pasado pueden generar más dolor”. “Creo que no existe un camino que no genere dolor, pero la ausencia de estrategias genera más dolor. En un país donde no hay una política de memoria siempre hay una parte de los ciudadanos que se consideran como de segunda clase”, señaló.

En una cátedra titulada Memoria y Literatura, a 40 años del Golpe de Estado en Chile, organizada por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, la autora reconoció que los pasados son terribles y no se pueden cambiar. “Sin embargo, las heridas que no se cierran bien, se pudren. Las heridas hay que abrirlas, limpiarlas, hay que desinfectarlas y entonces se cerrarán y eso será mejor para el conjunto de la sociedad”, sostuvo.

Dijo que probablemente no existe un analgésico capaz de borrar todo el dolor. “Cuando en un país pasan cosas terribles, cuando un país vive sujeto a un régimen de terror se crean heridas que van a permanecer. La cuestión es cómo integrarlas en el futuro”, agregó la escritora que reconoció ser una mujer de izquierda.

Almudena, quien inició su cátedra con el poema de Pablo Neruda Explico algunas cosas -que representó el estallido de la guerra civil española-, reconoció que la recuperación de la memoria histórica de su generación “ha sido el gran asunto pendiente”.

En este sentido dijo que en su país la transición no se ha terminado todavía. “En España (la transición) se ha convertido en régimen permanente”. “La memoria es importante porque la memoria no tiene que ver con el pasado, tiene que ver con el presente. No es una revisión nostálgica del pasado”, sostuvo.

En este sentido volvió a recalcar que “las políticas de memoria normalizan las democracias y enriquecen las democracias, y a la larga crean un camino por el que se puede transitar sin temer a desajustes ni a rencores ni a problemas”.

DATOS

Almudena Grandes, este jueves, a las 19:00, en el auditorio del Centro Cultural Libertador Simón Bolívar (Malecón y Loja), leerá una selección de sus textos. La acompañará la actriz ecuatoriana Rossana Yturralde, quien leerá textos del escritor ecuatoriano Miguel Donoso Pareja.

Para el domingo 11 de octubre, en el Lobby del mismo Centro Cultural, la escritora firmará libros de su autoría desde las 11:00.

El mismo domingo, desde las 19:30, se analizará la obra de Grandes, desde la literatura y la historia, así como su relación con la sociedad española. Todos los actos son gratis.

ABRIL Y GARCÍA, POETAS ESPAÑOLES INVITADOS

El poeta, crítico literario, ensayista y profesor de literatura española, Luis García Montero, también es otro de los invitados al país. Uno de los hechos que causaron polémica en su vida fue lo ocurrido el 22 de octubre de 2008. García fue condenado por un caso de injurias contra José Antonio Fortes, profesor de la Universidad de Granada. El poeta granadino llamó perturbado, en un artículo publicado en El País, al profesor Fortes, por opinar que la poesía lorquiana había servido como caldo de cultivo ideológico para la poesía del fascismo. El autor pagó una multa de 4.800 euros, pero previamente llamó a Fortes “tonto indecente”.

El poeta y ensayista español Juan Carlos Abril también vendrá a Eros, Cultura y Civilización. Un intruso nos somete (1997) y El laberinto azul (2001) se encuentran entre sus poemarios publicados. También ha publicado poemas y crítica literaria en revistas como Ínsula, Cuadernos Hispanoamericanos, Historia y Política, Rilce, Letras de Deusto, La Estafeta del Viento, La Manzana Poética y Litoral.

LA ACTIVIDAD ABORDARÁ EL EROTISMO

El ministro de Cultura y Patrimonio, Francisco Velasco, presentó ayer a la prensa Eros, Cultura y Civilización, una actividad donde habrá cine, música y venta de libros. “El erotismo forma parte de la creación literaria desde la Edad Media y podemos nombrar a cientos de hombres y mujeres en cuyos textos está presente la dimensión erótica. Nosotros hemos escogido esta temática como una manera para acercarse a los libros”, contó. De hecho, argumentó que en la producción literaria guayaquileña el erotismo ha estado presente en obras de José de la Cuadra, Demetrio Aguilera Malta, Alfredo Parejo Diezcanseco, entre otros.

“El erotismo ha estado extraordinariamente presente en las expresiones artísticas que se han visto censuradas, prohibidas y marginadas por una absurda visión de creer que el cuerpo y su expresión es algo prohibido. Siempre hubo represores, pero permanentemente la voluntad del arte ha sido transgredir esa frontera que pretendía censurarlo y taparlo”, manifestó.

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