Praga conmemora a su escritor icónico a nivel mundial
La literatura kafkiana cumple 90 años
“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, pardusco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos. ¿Qué me ha ocurrido?, pensó.”
Estas líneas son parte de La Metamorfosis, un referente de la literatura de Franz Kafka, marcada por la cosificación del hombre ante las lógicas de la vida moderna.
Kafka no dejó su afición por la literatura a pesar de la negación de su familia, su trabajo en una empresa de seguros, la tuberculosis que le fue diagnosticada en 1917 y las cinco veces que intentó casarse de manera frustrada. Por otro lado, su legado sería cenizas si su íntimo amigo y consejero literario Max Brod hubiera obedecido sus instrucciones: “quemar todos sus manuscritos luego de morir”. Uno de esos manuscritos que mantiene su vigencia por la serie de tesis que giran a su alrededor es El Proceso, la historia de Josef K., un empleado bancario que “una mañana fue detenido en su habitación sin haber hecho nada malo”.
Probablemente alguien lo había calumniado, sugiere el narrador, pero los guardianes no sabían la causa de su detención, ni quién era la persona que lo acusaba. Tampoco tenían idea de si existía o no un proceso contra él. Una vez que le notificaron que estaba detenido en nombre de una justicia cuyas autoridades tampoco conocían, le pidieron que fuera a trabajar y continuara su vida cotidiana como siempre.
Al final de un proceso que dura exactamente un año, del que nadie entiende nada y sin que se sepa por qué, dos verdugos lo conducen a una cantera en las afueras de la ciudad donde lo apuñalan hasta matarlo. “¡Como un perro!”, dijo K., y “era como si la vergüenza debiera sobrevivirle”.
Para su celebración están preparadas varias actividades en su ciudad natal. Dentro de los actos de homenaje que se prolongarán las próximas semanas, el teatro Svandovo ha preparado una adaptación de La Metamorfosis donde el relato se desarrolla entre las butacas y el escenario, y que pretende sondear las relaciones familiares del público.
La compañía Sektor pro hosty ha preparado ‘Franz kafKABARET’, un montaje interactivo y en inglés en el que el público afrontará cuestiones existenciales para ayudar a los actores a resolver su neurosis.
Inspirados en obras más y menos conocidas del escritor, así como en su correspondencia amorosa, los actores del teatro Sklep propondrán por su parte una nueva lectura de Kafka, esta vez llena de energía y lejos del triste visionario de los problemas existenciales de la humanidad.
La banda de rock Kafka Band interpretará en el Teatro Archa la banda sonora compuesta para “El Proceso”, una novela inacabada de la que se ha hecho una adaptación para cómics.
La marca Kafka es un imán turístico y ha dado alas a un museo monográfico situado en la Isla de Kampa, que emula dos iniciativas anteriores dedicadas a escritores célebres, el James Joyce Museum de Dublín y A Casa Fernando Pessoa, en Lisboa.
El Museo K se ha convertido, desde su nacimiento en 2005, en un referente para el visitante que busca cultura, y sus 60.000 visitas al año son “algo inusual para una muestra literaria”, según declaró a Efe su directora, Hana Lastovicková.
Los hitos praguenses en la vida de Kafka son para cada vez más turistas una verdadera hoja de ruta al llegar a la capital checa.
No en vano Praga fue el marco literario del autor, y sobre ella dejó constancia minuciosa, aunque sin nombrarla apenas.