La casona vieja de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) está invadida por una gama de colores; el motivo es que en sus salones se exponen 120 obras pictóricas del mismo número de artistas de América Latina y Europa. 

La exhibición de estas piezas  forma parte de las actividades de la IV Bienal Intercontinental de Arte Indígena que se inauguró la noche del pasado jueves con la presencia de algunos de los artistas incluidos en la selección.  

Cristóbal Ortega, en representación de los creadores indígenas ecuatorianos, con voz fuerte, resaltó la intención de la Bienal de visibilizar el trabajo artístico del pueblo indígena. “500 años relegados, no han conocido nuestro arte y nuestra cultura en el mundo entero. Nos han mentido en nuestra historia”, dijo el líder. “Hoy estamos en el nuevo Pachakutik y tenemos que socializar, nadie nos va a dar socializando, nosotros somo los protagonistas. 60.000 años pintando y creando”, dijo.

Su discurso enérgico, cargado de personalidad, fue calurosamente aplaudido por colegas artistas e indígenas. Para este líder, la idea  de compartir con el mundo las expresiones del arte es fundamental para  dar a conocer las raíces de una nación multiétnica.     

La inauguración estuvo marcada por la reflexión. En ese sentido, el asambleísta Virgilio Hernández destacó que el encuentro indígena “está para rescatar, valorar y discutir la cultura de los pueblos indígenas”. Añadió que la cosmovisión y ancestralidad indígena “apoyan, construyen y renuevan la estética contemporánea”.  

Los artistas, por su parte, encuentran en esta cita una oportunidad para dar a conocer sus propuestas estéticas y conceptuales. Luis Viracoha, por ejemplo, presentó 5 esculturas en piedra. Una de ellas fue titulada “Piedra y familia”. Para este creador que lleva 50 años en el oficio, “la obra artística está en los murales, en las esculturas, lo que pasa es que no hemos abierto los ojos ni el corazón, por eso es que no las vemos, pero siempre han estado”.

Los cuadros que se exhiben en las sala Benjamín Carrión, de la CCE, hacen uso de diversas técnicas: óleos, carboncillo, cerámica, tejido, escultura, entre otras. Así por ejemplo, un trabajo expuesto proveniente de Colombia y titulado “Interrogando el tiempo”, del artista Héctor Guillermo Echeverría, presenta un tejido de colores que tapiza una pared entera de la Casa.

Canadá, por su parte, llega con máscaras y tejidos no muy distintos a los que se elaboran en Ecuador. “Hay cierta similitud en algunas obras, pero cada uno tiene una energía propia”, dijo una de las asistentes al acto de inauguración.

El 11 de octubre varias obras serán premiadas. Para la selección se tomará en cuenta el voto de los asistentes a la muestra. Con este objetivo se ha instalado un ánfora en las salas en las que se exhiben las piezas para que los espectadores puedan entregar sus respectivos votos.

Durante los 10 días que durará la bienal se desarrollará también una serie de actos paralelos que incluyen ferias, debates, proyecciones y otras actividades que se llevarán a cabo en diferentes escenarios de la ciudad. Los cuadros se exhiben además también en la Fundación Casa de la Danza y en el Museo Nacional del Ministerio de Cultura.