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La obra se presentará en el estudio de actores, del 31 de marzo al 17 de abril

La intuición guía la obra de Carmen Elena Jijón

Carmen Elena Jijón estudió literatura y es una actriz formada por el Laboratorio Teatral del Grupo Malayerba.
Carmen Elena Jijón estudió literatura y es una actriz formada por el Laboratorio Teatral del Grupo Malayerba.
Jaime Villacís (cortesía)
30 de marzo de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Un día, Carmen Elena Jijón, mientras pensaba qué nueva obra montar, recordó un cuento que leyó en su adolescencia, cuando estaba en segundo curso. Y lo rememoró porque esa pieza literaria le sembró en los oídos un ruido del cual no pudo desprenderse por algún tiempo: ¡tan, tan, tan! Se repetía con insistencia: ¡¡tan, tan!! Seguía, sin parar.

Se trataba de ‘El corazón delator’, de Edgar Allan Poe, historia publicada en 1843 que, desde su inicio, nos confronta ante un narrador con una personalidad ambigua que tratará, durante toda la obra, de justificar la razón de sus acciones, de sus obsesiones. El lector es el que debe determinar la moral y la verisimilitud de los hechos narrados.

“¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero, por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia”, dice ese hombre sin identidad, con el mismo tono agobiante a lo largo del cuento.

Si bien ese trabajo de Poe carece de onomatopeyas, la versión que Carmen Elena Jijón leyó a los 14 años sí las incluía, por lo que el cuento se proyectó en su imaginario como una pieza esencialmente teatral, como un monólogo que podía ser trasladado a escena. Y así lo hizo. La primera vez que lo adaptó y presentó fue en noviembre de 2014 y, luego de 2 años y varias funciones, se presentará de nuevo en el Estudio de Actores, del 31 de marzo al 17 de abril, a partir de las 20:30.

“Cuando empecé a improvisar sobre el cuento hubo una necesidad, no sé por qué, de alcohol, de tomar algo, pero también sentí una presencia femenina muy fuerte en el texto”, cuenta Jijón, quien para desanudar estas inquietudes, primero, leyó la obra completa de Poe y, luego, se encargó de auscultar en todos los rincones de la vida del escritor estadounidense. Lo que descubrió confirmó sus percepciones.

Se enteró, por ejemplo, que la vida de Edgar Allan Poe estuvo atravesada por la muerte de las mujeres que amó. Él venía de un entorno teatral, creció tras bastidores, pues su madre era actriz, y estuvo acostumbrado a verla morir en escena, mientras interpretaba a Julieta o a Ofelia, hasta que finalmente ella falleció cuando él era un niño.

Después, y una vez adoptado (porque su padre también muere), su madre putativa fallece. Luego, su primer amor de la adolescencia muere. Y, siguiendo con esta macabra tradición, Virginia Clemm, su joven esposa, se enferma de tuberculosis y muere.

Incluso la misma muerte de Poe es un enigma. “Parece que hubo una conspiración en su muerte, para que no se case de nuevo, porque su futura esposa tenía mucho dinero, pero también se presume que su muerte estuvo ligada a problemas de uso de drogas y de alcohol. Para ese entonces su editor lo había tachado de alcohólico; pero no era así, lo que pasaba es que Poe tenía una baja tolerancia al alcohol y se ‘chumaba’ rápido. Entonces toda esta cuestión de frustración, de una presencia femenina, del alcohol y de la muerte sí están directamente muy presentes en el cuento. Y, además, fácilmente es un monólogo, por lo que mi idea fue adaptar el texto, que es casi literal, y crear una nueva situación, pero esta vez pasada a una voz femenina”, relata Carmen Elena, quien interpreta a ese personaje femenino y añade a la puesta en escena el trabajo de otros artistas para generar una obra interdisciplinaria.

Así, la música está compuesta por David Bonilla, con quien ya había trabajado en Nadie, primera obra unipersonal de Jijón; la propuesta plástica, como parte de la escenografía, la hace Gorka Larragaña; la tramoya está a cargo de Edmundo López; y Paulina Tapia es la directora del proyecto escénico.

Para la construcción del personaje femenino de ‘El corazón delator’, Jijón usó la intertextualidad y relacionó su montaje con los trabajos de Truman Capote (con A Sangre fría) y Mark Ryden. El diálogo que encontró en esas obras lo explica a través de una cita de Italo Calvino: “Un clásico es un libro que está antes que otros clásicos, pero quien haya leído primero los otros y después aquel, reconoce enseguida su lugar en la genealogía”, y agrega que “los clásicos son libros que, cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad”. De esta manera, el corazón de Carmen Elena Jijón late en esa búsqueda por la verdad de Edgar Allan Poe. (F)

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