Una de las mayores y más comentadas muestras sobre arte y género en América Latina se gestó en Quito, en el Centro Cultural Metropolitano (MET). La intimidad es política convocó a 17 artistas y colectivos del  mundo, quienes mediante instalaciones, performances, dibujos, esculturas o videos cuestionaron las formas de poder que oprimen la diversidad humana.

La exposición, que estará abierta hasta este domingo 29 de octubre, fue curada por la española Rosa Martínez y provocó en el país un debate en cuanto a la violencia de género en una época crítica para la sociedad ecuatoriana: la tasa de femicidios se ha disparado y los abusos se hacen cada vez más visibles.

“La muestra no pudo estar en un momento más ideal, porque no es una exposición que pretende decir verdades, sino sensibilizar, cuestionar y mostrar varias perspectivas sobre un tema que afecta a diferentes personas de distintas maneras”, comenta a través de un correo Pilar Estrada, directora del MET.

Según la titular de la institución, alrededor de unas 60 mil personas han visitado hasta ahora la muestra. Las obras que mayor impacto han generado entre los asistentes son  146 mujeres, de Santiago Sierra, las fotografías de Zanele Muholi, La Feria de las Flores, de Nuria Güell, el grafiti interactivo de Guerrilla Girls y Retrato Familiar, de Marina Abramovic. “Quizás las obras de Sandra Monterroso provocaron menos impacto. Gustaban estéticamente, pero no era tan sencillo generar una identificación”, dice Estrada.

La exposición se desmontará entre el 30 de octubre y 15 de noviembre. Esta semana se harán los dos últimos recorridos integrales a cargo de la directora (jueves 26 y sábado 28 de octubre, a las 11:30). La siguiente muestra se inaugurará el próximo 9 de diciembre, a las 16:00, y se llamará (des)MARCADOS: indigenismos, arte y política.

Este trabajo lo realiza el MET   con el Museo de la Ciudad, en una curaduría conjunta de Alexandra Kennedy, Lucía Durán, Malena Bedoya, Trinidad Pérez y Pilar Estrada. En la exposición se abordarán las voces que, desde el arte y la intelectualidad, hablaron por el otro, así como las voces que, paralelamente, fueron invisibilizadas.

La muestra hará un paneo desde  1915 hasta el presente, se enfocará en los indigenismos, que marcaron el discurso visual y político más destacado en el país dentro de la corriente artística que se conoce como Realismo Social. 

Un país con prejuicios

Una de las polémicas que marcó la muestra fue cuando desde la Secretaría de Cultura de Quito, encabezada por Pablo Corral, se anunció el retiro de una de sus obras. Se trataba del mural Milagroso Altar Blasfemo, del colectivo boliviano Mujeres Creando, quienes hacían una relectura crítica de la historia cristiana en la región.

Las autoridades manifestaron que no se trataba de censura y que los motivos del retiro eran por cuestiones patrimoniales. Sin embargo, el colectivo sostuvo que sí se trataba de una censura provocada por presiones de la Iglesia, refiriéndose a un comunicado emitido por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), en el que manifestaban su “preocupación y malestar” por los contenidos de la exposición.

El altar no fue removido, pero solo se lo pudo ver bajo visitas guiadas. “Confío en que el arte tiene un poder transformador en diversos sentidos y niveles. Creo que esta exposición nos enfrentó al presente. Con esta muestra somos parte de lo que cualquier espacio cultural debe ser y hacer: convertirse en un generador de pensamiento y reflexión a través de bienes artísticos y culturales, del patrimonio tangible e intangible, entre otros”, dice Estrada. (I)

destacado 

Diecisiete artistas y colectivos del mundo fueron seleccionados por la curadora Rosa Martínez.