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La historia de un viejo profesor mereció el Nadal

La historia de un viejo profesor mereció el Nadal
08 de enero de 2012 - 00:00

Barcelona, España.-

"Mi novela trata de la ética del cuidado. Hay ética del cuidado y de la responsabilidad. Yo trato la del cuidado, pero al revés... son personajes que descuidan a otros", explicó el escritor santanderino Álvaro Pombo al recibir la noche del viernes el 68º Premio Nadal de novela.

A través de la experiencia de un profesor universitario jubilado, que contempla un suceso surge la novela galardonada, El temblor del héroe, que da pie a Pombo a hablar sobre la indiferencia de la sociedad. En las últimas elecciones él fue candidato al Senado de UPyD (Unión Progreso y Democracia, que lidera Rosa Díez) por Madrid. 

Miembro de la Real Academia española, en 2006 Pombo se había adjudicado el Premio Planeta. De 72 años, nacido en Santander (Cantabria, norte), Pombo es un prolífico escritor de novelas que abordan diferentes temas que interesan a la sociedad. Licenciado en filosofía y letras, Pombo hizo su debut en literatura en 1973, al publicar poesía con Protocolos y, un año después, Variaciones, que recibió el premio El Bardo para poetas noveles.       

"Si no cuidamos a las personas, el mundo se viene abajo", apostó el literato en la premiación del galardón más antiguo de los que se conceden en España, dotado con 18.000 euros. El jurado terminó de decidir mientras se celebraba, como todos los años, una cena de gala en un lujoso hotel de Barcelona.

De los 313 aspirantes, cuatro originales provenían de Argentina, tres de México, dos de Ecuador y uno de Colombia, Perú, Cuba, Bolivia y Uruguay. Aunque la mayoría de los originales tenía su procedencia de España, siendo Barcelona y Madrid las provincias con más participantes.

La novela ganadora de 2011 fue Donde nadie te encuentre, de Alicia Giménez Bartlett. El jurado estuvo formado por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Ángela Vallvey y Emili Rosales.

El escritor español también  alerta de la pasividad de los intelectuales en la sociedad actual en su última novela. Narra la historia cruzada entre tres personajes, Román, un profesor universitario de Filosofía ya jubilado, el joven periodista digital Héctor, que lo entrevista para la publicación "Los Inactuales", y Bernardo, "un ser malévolo". 

La confluencia de los tres protagonistas tiene, como ha avanzado ayer Pombo en una entrevista  con EFE horas después del anuncio de la concesión del galardón, "un desenlace fatal y trágico, con una muerte muy salvaje, seguramente muy melodramática y teatral, que se produce ante la inacción del veterano profesor".   

Sostiene el autor de La fortuna de Matilda Turpin y uno de los pocos escritores que han entrado en el reducido club de ganadores de los dos premios hispanos más importantes y de larga tradición -el Nadal y el Planeta- que "para que las cosas no salgan mal, tienes que empeñarte en que salgan bien", en una suerte de teoría contraria al determinismo.

A partir de la actitud de Román, Pombo critica al intelectual, que "no debía ser un topo y tenía la obligación de evitar la desesperación y la estúpida prostitución del joven Héctor, quien además le había tratado bien". Y añade en su habitual tono socarrón: "es mal asunto tener mi edad, tener todavía fuerzas, pero estar desencantado, porque nos convertimos en monstruos".  

Desde un punto de vista narrativo, la novela ganadora del Nadal, que publicará Destino, alude a la obra El furor heroico -un título que llegó a barajar para su obra-, de Giordano Bruno, que habla sobre "el entusiasmo que uno necesita para vivir, pero también para enseñar cosas".    

Pombo cree que la obra ganadora del premio Nadal no tiene relación con sus relatos sobre la sustancia, pero sí que se puede encontrar el rastro en su obra anterior del tema del intelectual paralizado, "al que le falta la energía necesaria".  

Aún va más lejos cuando dice que sus intelectuales, en este caso Román y Bernardo, han tenido siempre un problema de enraizamiento: "tienen una gran voluntad de nitidez, pero no tienen raíces, no tienen esencia".

En relación al aspecto puramente formal, "El temblor del héroe" es una novela corta, de unas 200 páginas, dividida en capítulos también cortos, con una idea de "ir a la condensación, para evitar la reflexión desparramada", siguiendo la idea de "short long novels" (novelas cortas largas) de Henry James, como "Washington Square", "Otra vuelta de tuerca" o "Los despojos de Poynton".  

"Estoy abreviando mi manera de escribir, y en ese sentido El temblor del héroe es deliberadamente abreviada", ha confesado Pombo, quien reconoce sus habituales circunloquios, a veces sin apenas pretexto.

Como ya es habitual, Pombo ha dictado su novela, y, según revela el propio escritor, no le ha costado mucho meterse en la piel de ese profesor jubilado.

Quizá por eso no se siente del todo liberado de la escena reproducida por El Bosco en Las tentaciones de San Antonio: "cuando uno se jubila, ya no quieres obrar bien, tampoco quieres obrar mal, pero tienes la pereza de hacer el bien", explica.

El profesor Román de la novela es alguien que ha enseñado pero que no ha escrito nunca nada, "por el prejuicio de pensar que la escritura mata el fluir del pensamiento", alguien que cuando se jubila se queda sin gente que le oiga y deja de tener el "feedback necesario que le entusiasma".   

Creyó que al jubilarse tendría una nueva elocuencia, pero en realidad, advierte Pombo, sufre una especie de atasco, se queda sin ganas de pensar y entonces se entrega a una especie de coqueteo por aburrimiento, se deja querer y aparece en su vida el joven periodista digital.

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