La genialidad de haber sido el que lo inició todo
La primera sala que acoge la muestra “Horizontes Variables” del artista quiteño Mauricio Bueno, se asemeja a un gigantesco cajón negro repleto de peculiares experimentos. Tubos de ensayo gigantes en los que el agua en lugar de bajar sube por la presión que ejerce una máquina, agujas enganchadas por hilos colocadas de forma perpendicular para que tengan que precipitarse al vacío, pero no lo hacen atraídos por un imán.
Estas dos obras son una pequeña muestra de lo que se puede encontrar en las tres salas del Museo de Arte Contemporáneo, en donde se exponen las 67 de la colección personal del artista. Y es el movimiento o la cinética uno de los elemento principales de la construcción artística de Bueno, quien también se desempeña como arquitecto y diseñador. “Lo que hago es no respetar la gravedad”, dijo el creador, después de mostrar la obra “Constantes”, hecha en 1974, y que trata sobre las agujas que no caen al vacío por la fuerza de atracción.
El artista que se enorgullece de su trabajo mostró la obra “15 tubos”, que es una reconstrucción de la original en la que hay 49 tubos de cristal. Este trabajo a través del bombeo de aire hace que se formen burbujas de agua las que suben por el tubo. La obra ratifica ese irrespeto por la gravedad que muestra el artista capitalino, idea que la obtuvo de las investigaciones del físico Albert Einstein, quien asegurara “que dicha fuerza es una ilusión”, dejando de lado las leyes descubiertas, en cierta forma fortuita, por el físico Sir Isaac Newton.
En 1960, estudió arquitectura en la Universidad Nacional de Bogotá y trabajó en el centro Interamericano de Vivienda y Planeamiento, dentro del área de investigación sobre arquitectura popular. A los 30 años invitado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) se involucró con el diseño y surgió también el interés por el arte.“Empecé a hacer cosas con agua, con viento y fuego entonces ahí cambio mi visión del arte que no era pictórico, sino de movimiento o cinético. Desde ahí me volví conceptual, es decir, que no me interesaban los objetos, sino las ideas”.
La curadora de la obra, Susan Rocha, indicó que a principios del siglo XX se dio una serie de sucesos históricos, culturales, políticos, físicos que replantearon los paradigmas o esquemas científicos y artísticos. Es en ese contexto que el artista ecuatoriano trabajó su obra. “Bueno juega con las ideas”, aseguró la especialista. “Horizontes Variables” está compuesta por obras que van desde 1970 hasta 2008 y en las que se puede encontrar trabajos realizados con técnicas innovadoras para la época y que provocaron escándalo y hasta conflictos judiciales.
Así tenemos tres cuadros en los que aparecen el cuerpo desnudo de una mujer. Se trata de “El Vidrio 1 y 7” y el “El Espejo 4” en los que se puede observar diferentes posturas del cuerpo de una muchacha. La obra se presentó en Colombia en 1974. La técnica de esa trilogía consistió en que otros creadores pintaran tres fotografías que Bueno tomó. “Es la apropiación” de una obra, una propuesta nueva y desconocida para esa época, pero muy común en este tiempo, explicó el artista.
Los tres cuadros fueron pintados por creadores de vallas de Bogotá, Baranquilla y Pereira. Junto a los tres cuadros aparece una nota de prensa en la que habla del escándalo que se produjo por la exposición de los cuadros. “Se hizo un escándalo, la dueña de la galería donde yo expuse quería serruchar por la mitad de la valla que era de 9 metros, se hizo una cantidad de propaganda al respecto que salí beneficiado”, relató el artista.
Otra de la obras que causó malestar fue “Quito Luz de América” elaborada en 1976. Este trabajo artístico está construido como si se tratara de un anuncio publicitario en donde las luces de neón son las protagonistas. Al final, no es más que una ironía muy bien construida por el artista, ya que en aquella pieza, una luz fluorescente forma un paisaje de la ciudad Franciscana. Se observa la silueta del Pichincha y a sus pies unos cuadros que aparentan ser la ciudad, todo ese paisaje encerrado en un círculo aproximadamente de unas 30 pulgadas.
Los expertos de ese tiempo dijeron que eso no era arte, no dijo la curadora de la obra mientras que el artista recordó una temporada en la que su trabajo en el país fue vetado. “Se hizo una mesa redonda en la Casa de la Cultura Ecuatoriana en la que se dijo que no podía ganar concursos, que no era ecuatoriano y era extranjerizante; estupideces, pero ya no”, indicó el autor.
El artista, pasó buena parte de su vida dividido en algunos países entre ellos Estados Unidos, al que llegó por su padre que se desempeñó como diplomático. En ese país también realizó exposiciones y en 1970 colaboró con Gyorgyo Kepes para realizar junto a otros artistas conceptuales un proyecto sobre el río Charles denominado “Charles River Project”. La propuesta era vincular el arte con el ambiente.