La fuerza de la feminidad rural llega al cine
Cuatro mujeres de las parroquias rurales de Quito narran sus historias en cortos documentales que produjo la cineasta Gabriela Calvache y dirigieron Amaia Merino y Fernanda Sosa, como parte del XXIV Encuentro de las Culturas de las Parroquias Rurales ‘Pifo 2016’.
La tarde del martes pasado, en el Teatro Calderón de la Barca, de la Universidad San Francisco de Quito, se presentaron los filmes después del simposio ‘Mujeres y territorio en zonas rurales’.
Luz María Haro, presidenta de la Asociación de Mujeres de las Juntas Parroquiales de Ecuador, dijo que el valor de la mujer en las parroquias va más allá de los títulos universitarios y que la inversión en su “talento humano puede transformar la sociedad desde el campo”.
Como experiencia previa, Gabriela Calvache, productora de Tierra de mujeres, había narrado la vida de las niñas que son empleadas en el trabajo doméstico en el cortometraje En Espera, que obtuvo 9 premios internacionales.
“Es importante que los hombres hagan su propia revolución”, junto con la de las mujeres, dijo la cineasta, para quien la comunidad territorial y familiar en lo rural parte del “nosotros” y “no es posible hacer cine si no se trabaja en equipo, buscando el bien común”.
Las experiencias de Carmen, Luz María, Mercedes y Silvia son representativas de sus comunidades, entre las que están Lloa, Cocotog, Puéllaro y Yaruquí. El trabajo comunitario fue la base de los documentales, una labor difícil para los productores, según Calvache: “una antropóloga buscó talleres en donde las mujeres de las parroquias pudieran elegir a quien las representara, a través de una ruta en que dialogaban y contaban sus historias de vida y lo que tenían en común”.
La lloense Mercedes Vega le contó al auditorio que maneja un grupo de danza en la parroquia ubicada al pie del volcán Guagua Pichincha. “El sufrimiento de no haber abierto los libros desde temprano nos impulsa a conversar con los jóvenes para que las mujeres dejen de ser maltratadas. Hay que romper esas cadenas que sometieron a nuestros padres”.
La yaruqueña Carmen Tipantaxi estaba emocionada con el rodaje y estreno de los filmes. “No hay mejor título que ser campesinas y madres que actuamos con corazón y sentimientos”, indicó antes de señalar que los proyectos en las parroquias rurales del Distrito Metropolitano de Quito se gestan desde lo femenino. “Podemos desempeñar cualquier función que nos pongan”, dijo la mujer que planea continuar con sus estudios.
Luz Álvaro recordó que fue a la Casa Somos, de la comuna San José de Cocotog, y la seleccionaron para que narre sus vivencias.
Persisten desigualdades de género
María Amelia Viteri, profesora-investigadora del Colegio de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad San Francisco de Quito, señaló que las desigualdades, en relación al territorio, tienen que ver con la menor capacidad de acceso a la tierra para las mujeres, así como a los créditos para proyectos sostenibles dados los requisitos que se piden. La agencia social sigue siendo el puntal del sector, concluyó. (I)