La Filarmónica Municipal debutó con un repertorio popular
La Orquesta Filarmónica Municipal se aprobó por ordenanza el pasado jueves 20 de julio. Dos días después presentó su primer concierto, en el muelle del Grupo Nobis, sobre el río Guayas, en el Puerto Santa Ana. La agrupación debutó con 32 músicos sobre el escenario y entre los espectadores estuvieron el alcalde, la vicealcaldesa y el gobernador de la ciudad en primera fila, coreando las 19 canciones de este primer repertorio.
“Estoy nervioso, esta es la primera vez que canto con una orquesta. Pamela (Cortés) está tranquila porque tiene aquí a su marido”, dijo el cantante Daniel Betancourt, quien, con Cortés, fue una de las voces principales del concierto con el cual se iniciaron las fiestas de fundación de la ciudad. El encuentro también fue coreado por más de 2.000 espectadores que rodearon el muelle para escuchar a la orquesta, dirigida por el maestro armenio-ecuatoriano David Harutyunyan.
El repertorio estuvo cargado de temas de la cultura popular como Historia de un amor, de Luz Casal; Que somos amantes, de la folclorista peruana Eva Ayllón; No, de Armando Manzanero; o Sombras y Ódiame, de Julio Jaramillo. Además, las voces centrales del concierto interpretaron sus temas personales. Betancourt, que durante cada aparición sobre el escenario hizo notoria su barra, cantó Seductora, y Cortés, Dicen, de su primer disco.
Para cerrar el concierto, Betancourt, Cortés y los jóvenes cantantes Cristina Alcívar y Diego Chiang interpretaron Yo nací aquí, una canción que se convirtió en un himno luego del terremoto del 16 de abril de 2016. “Viva Guayaquil, guayaquileño Madera de Guerrero”, dijo Betancourt al terminar la canción.
Con el público de pie y los ánimos elevados, los cantantes y la agrupación cerraron dos horas de concierto con Canto a Guayaquil, composición sinfónica de Harutyunyan y letra de la asambleísta del Partido Social Cristiano-Madera de Guerrero, Cristina Reyes. “Quien mejor que Cristina para escribir este tema”, dijo Pamela Cortés antes de iniciar, dirigiéndose a la política.
Los artistas, con la mano derecha sobre el pecho cantaron “Guayaquil celebro tu grandeza, gloriosa estrella del Ecuador. Te pariste valiente y libre. En tus calles camino invencible. Guayaquil, cuna universal. Hogar de guerreros rebeldes, con orgullo tu valor enciende. En tu memoria llévame siempre. Guayaquil perla de América, grandiosa fragata bohemia. Hasta mi último aliento de vida, volveré a ti siempre Guayaquil”. El público se levantó a la voz de “Viva el alcalde Jaime Nebot, porque sin él no estaríamos aquí”, dijo Cortés.
El compositor Carlos Solano fue el encargado de trabajar 11 arreglos del repertorio de Betancourt y dos de Cortés para acompañarlos en la interpretación de la Sinfónica. Considera que el tamaño de la orquesta “está en la capacidad de hacer sus conciertos de música clásica y si bien es cierto que se usó música popular, fue porque ameritaba la fecha”.
Para Solano, el concierto funcionó bien como espectáculo y destaca los solos que hubo de oboe, trompetas y flautas, que no se opacaron con la fuerza de las tres guitarras que acompañaron el concierto (acústica, semiacústica y un bajo). “Al público latinoamericano aún le falta culturizarse respecto a la propuesta de una sinfónica, por eso se genera esta apertura a lo popular”, dijo Solano.
Para el compositor y guitarrista clásico Carlos Murgueitio, la propuesta popular de este primer concierto puede funcionar para habilitar un nexo con el público, a pesar de que considera que el tamaño de la agrupación jugó en contra de la buena sonoridad. Con ello coincide el músico y actor Martín Peña, quien considera que en ocasiones el sonido necesitaba mayor profundidad.
Peña se sorprendió con la propuesta popular de la sinfónica, pues no había visto algo así al aire libre en una ciudad como Guayaquil. Murgueitio, en cambio, considera que la labor de un director de Orquesta Sinfónica debe ser trabajar con un repertorio académico. “Hay que ver -dice Murgueitio- cuál va a ser el enfoque de la Orquesta Municipal cuando se consolide más. (I)