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Ecuador, 01 de Febrero de 2025
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El Telégrafo
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Actúan Nadyezhda Loza Moreira y Rossana Iturralde

La edad de la ciruela nace del autoexilio emocional

El autor y quien hizo el primer montaje es Arístides Vargas. La dirección general es de Rossana Iturralde.
El autor y quien hizo el primer montaje es Arístides Vargas. La dirección general es de Rossana Iturralde.
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Cuando Rossana Iturralde se trasladó a España, a estudiar, hace ya varios años, vivió un período de aislamiento severo que, entre otras cosas, le permitió reflexionar y pensar mucho, quizás demasiado. A su regreso a Ecuador, después de ese prolongado tiempo en el que su cabeza solo daba vueltas, sintió que el país, la gente y el entorno en el que vivía eran diferentes. Le afectó volver y sentirse extraña en tierra propia. Y decidió que una de las formas de afrontar ese retorno y esas ideas que cargaba sobre su espalda era el teatro, así que se contactó con Arístides Vargas para contarle su experiencia, y él comenzó a indagar en el autoexilio familiar de Iturralde.

Como resultado de esa búsqueda nació La edad de la ciruela, una obra que apareció por primera vez en Quito, en 1996, y que se presentará hoy y mañana, a las 20:00, en la sala Mariana de Jesús de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

“Yo soy de Guayaquil, él (Arístides Vargas) es argentino y, concidencialmente, su pareja, Charo Francés, es española. Entonces había una cosa en común que nos unía: el desplazamieno, el autoexilio, y por eso me propuse trabajar para el primer montaje con Lisette Cabrera, quien es quiteña, pero de origen venezolano”, dice Iturralde, que para esta nueva función actuará junto a Nadyezhda Loza Moreira, con quien desde 2011 presenta la obra. Antes, este trabajo lo hizo con Cristina Morrison, Valentina Pacheco, entre otras actrices.

La edad de la ciruela se estrenó hace 20 años por la Corporación Tragaluz, fundada en 1981 por 4 actrices: María del Carmen Burbano, Patricia Naranjo, María Beatriz Vergara y Rossana Iturralde. “Luego, por una u otra razón, me quedé sola con la corporación -dice Rossana-, pero la obra siguió, no solo porque tiene una temática vigente, sino porque de repente han surgido oportunidades de presentarla, me la piden”.

Desde 1996 hasta 2015 se realizaron más de 600 funciones de la obra y se representó al país en diversos festivales y eventos iberoamericanos, como en San Sebastián, Madrid y Cádiz (España), Bogotá y Manizales, Barcelona (Venezuela), Santiago de Chile y Pto. Montt (Chile), Londrina y Brasilia (Brasil), Santa Cruz (Bolivia), Mazatlán (México), etc.

En noviembre y diciembre del año pasado este montaje inició una gira internacional hacia La Habana y se presentó en la sala de la Compañía de danza/teatro Retazos, dirigida por la maestra Isabel Bustos. También estuvo en la ciudad de Madrid, en el Teatro del Arte, y en Milán, en la sala San Giuseppe. La Corporación Tragaluz espera montar la obra nuevamente en abril, en Ecuador, y viajar este año hacia Estados Unidos, Nicaragua, Brasil y, talvez, Argentina.

Junto a Nadyezhda, Rossana presentó alrededor de 20 funciones, en 4 años. “Yo vi esta obra cuando estaba en tercer curso y cuando recién salía de la Escuela de Teatro de la Universidad Central me propuso Rossana hacer la obra. No lo creía y acepté inmediatamente porque esta pieza representa un trabajo muy profesional, con un gran dramaturgo y actriz”, expresa Nadyezhda, quien recuerda, cuando estaba en el colegio, la escena en la que las dos actrices de La edad de la ciruela están juntas, en una bicicleta y, sin embargo, quieren separarse, ir por otros lados.

“Los personajes de esta obra ríen, lloran, se insultan, se alegran, se reconcilian, se encuentran y desencuentran permanentemente. Es un trabajo emocional muy fuerte. No solo es una caracterización y un cambio de personajes, sino que se van forjando relaciones profundas. Hay escenas muy cortas y, aun así, de un momento a otro, pasas de ser una niña a ser la abuela María, la empleada de casa, la tía... Y eso pasa sin salir nunca del escenario. Es un trabajo intenso que requiere de un fuerte entrenamiento físico, pero también de un entrenamiento emocional, pues la obra te provoca mucha adrenalina y si no tienes el cuerpo entrenado te dolerá todo”, reflexiona Iturralde.

La edad de la ciruela, como cuentan sus organizadoras, es una obra que conjuga el humor con la nostalgia. Es una historia de teatro que se acerca a la poesía, narrada desde la memoria de 2 hermanas niñas/adultas, que van recordando, cada una a su manera, lo que creyeron o imaginaron que fue la historia de una familia compuesta por 9 mujeres. (I)

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