El III Festival Guayaquil Diverso se celebró en el Pasaje Illingworth de la Gobernación del Guayas. Ahí participaron miembros de distintas minorías que se han agrupado en asociaciones al interior de la ciudad.

Producido en el marco de la semana internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial (21-27 de marzo), declarada por la ONU en 1966, el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos del Guayas extendió el espectro hacia otras minorías.

Al festival acudieron organizaciones como la Federación Ecuatoriana de Hip Hop, la Fundación Food for Life (de miembros de la comunidad de Hare Krishnas a nivel mundial), refugiados colombianos en la ciudad, y la agrupación teatral de una asociación de afrodescendientes, dirigida por Ibsen Hernández.

Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité de DD.HH. (CDH), explica que dentro del festival confluyen dos fechas emblemáticas: 21 de marzo (Matanza de Sharpeville en Sudáfrica, “un punto de quiebre en el apartheid”) y la memoria de las víctimas de la esclavitud, “que es un fenómeno que ha mutado”.

Y Navarrete ubica que la imagen oficial de Guayaquil “no integra a las minorías. Por eso es necesario tener una vitrina para la mayor cantidad de expresiones culturales”.

Con un tributo a Selena, con canciones como “El chico del apartamento 512” o “Si una vez”, Maite Trejos, de la Asociación Silueta X, abrió el show. “Hay tantas organizaciones que pelean por los derechos de las minorías, y tanta gente que nos apoya, que esto ya no es un tabú. Nos estamos abriendo paso, podemos cambiar nuestro nombre en la cédula, hay chicas trans en medios de comunicación...”, dice Trejos, que en 2010 se convirtió en la primera animadora trans en la televisión ecuatoriana, en el programa Las mil y una noches del canal 24 (UHF).

Responsable de la parte musical del spot político de Diane Rodríguez  (la primera trans en participar en las elecciones a la Asamblea) en febrero, Trejos ubica a otras chicas trans mediáticas, como Doménica Menessini y Rudy Arana.

Otro grupo presente en este evento fue la comunidad Hare Krishna. No son objeto de discriminación en Ecuador, pero acudieron como otra minoría que, como dice Navarrete, “exige ser visibilizada”.

Padapadma Siam, miembro de esa comunidad, habló de la relación entre su religión y la Fundación Food for Life, que entrega comida vegetariana en todo el mundo (dos platos por segundo).

Ese vínculo se basa en “un acto de misericordia” amparado en “el respeto a los seres vivos”, uno de los cuatro principios fundamentales de los Hare Krishna, para liberarse de la carga de la matanza de animales.

La comunidad compartió en la tarima un mantra que repite tres palabras con la intención de producir vibraciones de energías: Haré (“energía”) Krishna (“Dios”) Rama (“Dios es la fuente de la felicidad”). Participó también la Federación Ecuatoriana de Hip Hop, con grafitis y un show de break dance.

Uno de los líderes, Pablo Redín (del suburbio de Guayaquil), explicó que la federación a la que pertenece tiene “unos 1.000 integrantes de Guayaquil, y siempre recibimos visitantes de Estados Unidos, Brasil, Chile, Colombia y Perú”.

Los hiphoperos (como se conocen a sí mismos), tienen un espacio todos los domingos, desde las 15:00, en la explanada del MAAC (Malecón y Loja), donde se visibilizan los cuatro elementos de esta cultura urbana: grafiti, break dance (practicado por los conocidos como “big boying”), mezclas de rap (por Djs) y “freestyle”, esa poesía musical improvisada de los personajes llamados MC (maestro de ceremonia).

El evento, organizado por el CDH con el apoyo de  la Oficina de Guayaquil del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y la Red Comunitaria Emprendedores, lo completaron las presentaciones de Drag Queens y un acto teatral de un grupo de afrodescendientes, dirigido por Ibsen Hernández, miembro del Consejo Nacional de la Unidad Afro Ecuatoriana.