“La dirección de orquestas es todo un estilo de vida”
A sus 20 años, Christopher Mina es el concertino de la Orquesta Filarmónica de Loja y el director titular de la Camerata Académica de Loja -grupo que debutó el 9 de septiembre en la iglesia Santo Domingo en Loja-. Desde 2006 fue alumno del maestro suizo Emmanuel Siffert en violín y dirección orquestal, en Quito, que luego de contactarlo, por correo electrónico, decidió venir a Guayaquil para verlo después de mucho tiempo y tomar su Curso Internacional de Dirección de Orquesta.
¿Con la camerata dirige y toca?
El grupo tiene 7 meses y al saber que estaba en Loja, conociendo de mi trayectoria, como violinista y conductor, me pidió que sea su director titular. Próximamente habrá un proyecto en el que dirigiré y tocaré solos.
¿Cómo se inició en la dirección?
Era el concertino de la Orquesta Juvenil del Conservatorio Nacional de Música, dirigida por Hugo Quimbita que me dejó dirigir ensayos hasta que un día me encargó uno entero y desde ahí, con el apoyo de muchos músicos, he sido concertino Estudié con el maestro Siffert cuando estuvo en Quito frente a la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador. Desde los 15 años.
¿Cómo se dio el taller aquí?
Me enteré por Twitter, de la manera más interesante del caso y decidí venir. Era necesario y una gran oportunidad en la que se observó que el mundo de la dirección no es solo una carrera, sino un estilo de vida.
¿Cómo percibió a los compañeros del curso internacional?
Entre ellos estuvo el director dominicano Santy Rodríguez, joven preparado y muy enérgico, quien es director titular de una sinfónica juvenil en su país. Me ha invitado a conducir allá y llevaré a la cellista Andrea Jaramillo como solista. Mi primer profesor de música, Jusser Mendieta, fue parte del curso, además compartí con directores nacionales experimentados.
¿Hay diferencias entre dirigir en ensayos y conciertos como el que cerró el curso el pasado sábado?
Es interesante que aunque el cuerpo de la Orquesta Filarmónica Juvenil de Guayaquil es pequeño suena como una orquesta gigante, con músicos bien preparados. Fue un placer dirigir a gente que ama la música, lo que percibes a partir de la tensión que se siente, conjugada con las miradas de todos, al bajar la batuta por primera vez. En el ensayo hay que ir acorde por acorde, nota por nota. El concierto es para disfrutarlo.
¿Qué impresiones se lleva?
El público guayaquileño está preparado para recibir orquestas. El desarrollo musical por el momento está aquí en Guayaquil, es un ejemplo para otras ciudades porque ha trabajado duro para conseguirlo. Lo importante es, poco a poco, darle espacio a la generación que tarde o temprano asumirá los cargos de excelentes músicos y directores que hay en el país. El 15, en Loja, daré un concierto con la camerata.