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La despedida de la gran dama sabia y modesta

La despedida de la gran dama sabia y modesta
03 de febrero de 2012 - 00:00

Una escritora discreta, tímida, retraída, que vivió alejada de los organismos institucionales y de los congresos de escritores de Polonia. Nacida en Poznan en julio de 1923, tradujo a no pocos poetas franceses, sobre todo del período barroco -Agrippa dAubigné y Théophile de Viau, o al poeta judío Icyk Manger- y legó al mundo poemas claros, generalmente cortos, similares a aforismos, que pueden convertirse en verdaderos tratados metafísicos, siempre con un lenguaje refinado y astuto.

Se trataba de Wislawa Szymborska, autora de unos 20 poemarios, premio Nobel de Literatura 1996, quien murió el miércoles a los 88 años en Cracovia víctima de un cáncer de pulmón. "Falleció en casa, tranquila, mientras dormía", explicó a la prensa su secretario  Michal Rusinek, quien recordó que fue siempre una fumadora incorregible.

Inspirada por Descartes, Pascal o Montaigne, agnóstica, practicó la "duda metódica" y por lo tanto una "poética negativa", tal como Mallarmé, Valéry o Rilke. Habló de la "anti-historia", escribió odas a los anónimos, adoptó "el anti-saber" e incluso el "anti-erotismo".

"Amo la poesía de Wislawa por su sentido del humor. Es un arte intelectual y profundo. Es la obra de quien tiene sobre el mundo una mirada amarga y entusiasta al mismo tiempo", dijo Tadeusz Nyczek, crítico literario. Licenciada en Filología Polaca y en Sociología por la Universidad Jagelloniana de Cracovia, trabajó desde 1953 hasta 1981 como crítica en la revista Zycie Literackie (Vida Literaria), con la columna Lectura no obligatoria y en el influyente semanario Tygodnik Powszechne, además de  en la sección de libros del periódico Gazeta, para luego debutar en 1945 con el  libro Busco las palabras. 

Sus obras representan las cumbres más altas de la poesía polaca contemporánea, junto a la de Czeslaw Milosz (que fue premio Nobel en 1980), Tadeusz Rozewicz y Zbigniew Herbert. Se llegó a describir a Szymborska como la "Mozart de la poesía", dada su abundante inspiración y la maestría con que usaba las palabras.

Conocida por su discreción y extrema modestia, evitaba particularmente hablar de su propia poesía. Temía sentirse como "un insecto que por razones inexplicables se encierra en una vitrina y se pega él mismo con un alfiler".

Publicó poco. "Escribo por la noche. De día tengo la molesta costumbre de releer lo que he escrito para comprobar que hay cosas que no soportan ni siquiera la prueba de una sola vuelta al Globo", dijo a los periodistas.

Aunque Szymborska es la poetisa más conocida de Polonia, hubo que esperar hasta la concesión del Nobel para que su obra llegase al resto del mundo.

Sus poemas inspiraron a varias generaciones de polacos, y uno de ellos, "Amor a primera vista", sirvió al director de cine polaco Krzysztof Kieslowski como arranque para su película "Rojo", primera parte de una trilogía fílmica (completada con Blanco y Azul) muy celebrada internacionalmente.  Szymborska es, evidentemente, un faro para los artistas polacos que crecieron bajo sus palabras.

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