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El Telégrafo
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“La danza es un lenguaje, no una herramienta”

“La danza es un lenguaje, no una herramienta”
02 de noviembre de 2013 - 00:00

Cuando tenía 23 años, la brasileña Sonia Sobral dejó su carrera como bailarina para dedicarse a la danza desde otros ámbitos: la programación y los estudios teóricos.
Aquella decisión la llevó a adoptar el oficio que tiene hoy: el de gestora cultural, una actividad desde donde ha trabajado en iniciativas que han resultado de trascendencia para la danza y las artes brasileñas.

Hoy, Sobral es la Gerente de Artes Escénicas del Instituto Itaú Cultural, que surgió en 1987 como resultado de la organización y mantenimiento de uno de los mayores fondos brasileños de obras de arte, iniciado en 1971 por el Banco Itaú.

La fundación Itaú Cultural se dedica a la promoción y preservación de las manifestaciones artísticas en Brasil, y dentro de sus múltiples actividades se encuentra Rumos (“direcciones”, en portugués), un  concurso creado en 1997, que invierte fondos públicos y privados en proyectos de creación, educación e investigación de las artes y el periodismo cultural.

Rumos es, entonces, un equivalente -guardando las diferencias- al actual Concurso de Fomento y Difusión de las Artes que lleva a cabo el Ministerio de Cultura de Ecuador, donde se entregan fondos para la creación y la investigación.

Y es precisamente ese concurso el que ha traído a Sobral al país para participar en la selección de proyectos, junto a otros reconocidos jurados internacionales.

¿Qué han logrado con Rumos?

Fue de las primeras convocatorias públicas para artes en Brasil. Eso es importante, pues las convocatorias volvieron transparentes y democráticos los procesos de selección. El programa invirtió en investigaciones sobre los procesos de temas fundamentales para el arte y sus riesgos; es decir, intentábamos crear las condiciones para la creación. Cada programa dura tres años, lo que permite que los proyectos sean bastante completos, incluyendo la producción y la difusión.
Otro punto positivo es que el arte y cultura se ven desde sus propios ámbitos, y no con objetivos sociales.

¿Por qué sería negativo que  las artes se vean con objetivos sociales? ¿usted se refiere a la posibilidad de que el arte sea susceptible a ser usado como propaganda?

El arte y la cultura deben ser trabajados desde sus propias cuestiones, y no para disminuir la violencia, las drogas, etcétera, porque entonces corren el riesgo de convertirse en una labor educativa.
Claro que muchos artistas abordan cuestiones políticas y sociales, pero la forma de hacerlo es distinta: La función del arte es ampliar nuestro marco de representaciones y significados de la vida cotidiana, el arte nos da una u otra perspectiva.

Una obra puede dudar, errar, experimentar, arriesgarse, mostrar nuestras fragilidades, evidenciar lo intolerable o nuestra fuerza y poder. No se puede hablar de “creación” cuando la finalidad está dada. El arte no precisa resolver los problemas, sino suspenderlos, subvertirlos, mostrarlos desde otra perspectiva que nos ayude a salir de los lugares comunes. Y quizás eso nos ayude a pensar otras salidas y alternativas para cambiar lo que se debe cambiar.

Por ejemplo, Rumos cambió sus procesos de selección este año, y los jurados se han vuelto interdisciplinarios. ¿Por qué se tomó esa decisión?

Después de más de una década de los fondos concursables de Rumos nos dimos cuenta de que los artistas se habían quedado atrapados en una “cultura de fondos”, en la que se piensa y se organizan los proyectos artísticos de acuerdo con las exigencias que había según cada convocatoria.
Tuvieron que adaptarse a las exigencias de los fondos por género artístico, y los proyectos que no encajaban específicamente en un solo lenguaje artístico, porque mezclaban varias disciplinas, tenían dificultades para aplicar.

El nuevo Rumos resulta de la observación y el diálogo. Intenta ser una actualización para seguir adelante, garantizando los medios para la creación y la producción de conocimiento. Los jurados vienen de diferentes disciplinas de arte y cultura porque el programa ya no está segmentado y, por lo tanto, es coherente con el concepto. En el formulario de esta nueva versión, el artista describe libremente su proyecto sin tener que ponerlo en un formato (con apartados de “objetivo” o “justificación”, etc). Con eso podremos observar las necesidades reales de los creadores, sin forzarlos a adaptarse a sistemas predefinidos. No hay arte sin libertad.

Se habla de que desde Rumos e Itaú se recupera o conserva la memoria del arte brasileño. ¿Cómo se lo ha hecho?

El Instituto Itaú Cultural tiene como parte de su misión la preservación de la memoria del arte y la cultura brasileños, pero no necesariamente a través del programa Rumos. El instituto tiene muchos otros mecanismos para eso, como las enciclopedias virtuales, los archivos digitales, exposiciones, publicaciones y el Observatorio de la Cultura. Ahora, los resultados de 16 años de Rumos pasan a ser parte también de la memoria de las artes brasileñas.

Rumos es un encuentro cuyos fondos son 70% públicos. ¿Cuál es el papel de lo público en la promoción del arte de un país?

En efecto, según la ley, el Instituto puede utilizar 70% de fondos públicos y 30% de fondos privados. Pero, de hecho, la proporción utilizada por Itaú es de 50% público y 50% privado, y algunas veces la proporción del financiamiento privado supera al público. Sin embargo, en general, el papel de los recursos públicos en la promoción del arte del país es extremadamente importante, pues la iniciativa privada no puede y no debe hacerse cargo por sí sola. La función de lo público debe basarse en los valores republicanos, es decir, que estén por encima de los intereses personales.

¿Por qué la iniciativa privada no debe hacerse cargo por sí sola?

Porque los intereses privados son privados, de un grupo, de una empresa o marca... Son intereses de mercado. Mientras, el Estado debe financiar todo aquello que la iniciativa privada no financiaría, lo que está afuera de la lógica capitalista del mercado.

¿En qué se fija Sonia Sobral al evaluar los proyectos, en este caso, del Concurso de Fomento y Difusión de las Artes 2014 del Ministerio de Cultura ecuatoriano?

En la calidad de las propuestas en su valor artístico, la coherencia interna del proyecto, la producción de sentidos que tienen.

Según lo visto en los proyectos que aplicaron al concurso, ¿qué conclusiones saca sobre la danza en Ecuador?

Es complejo. De 27 propuestas, 23 tenían una prioridad sobre lo social,  ambiental, antropológico, histórico, identidad, memoria y tradición. Casi no había proyectos con cuestiones artísticas. En esos proyectos, la danza es un medio y no un fin, es decir que es una herramienta para objetivos sociales, antropológicos.

Y la danza no es una herramienta, es un lenguaje. No sabría decir si esas cuestiones son muy importantes para la sociedad ecuatoriana, o si los artistas han llegado a pensar que así tienen más oportunidades de que se aprueben sus proyectos.

¿El hecho de que un proyecto tenga intenciones sociales, ambientales o antropológicas se opone a las cuestiones artísticas?

No se opone, pero los proyectos que hemos visto tenían un carácter más educativo que creativo, más próximos al arte-educación. Todos los proyectos merecían ser aprobados porque tenían relevancia, pero no aplicaban para esa convocatoria específica. Llegamos a pensar en proponer que haya una convocatoria específica para proyectos ligados a la historia, etnias, ancestralidades, identidades, porque evidentemente esos temas son muy importantes, y si la gran mayoría de los aplicantes se dedicaron a eso es porque es una cuestión real que debe ser acogida. La política cultural debe partir de la comprensión de los procesos sociales, culturales y creativos.

Usted fue parte de los fundadores de idanca.net, una página donde se informa sobre la danza en Brasil. ¿Cómo evalúa el papel de la prensa ante esta expresión? ¿Qué necesita el periodismo para aproximarse mejor a las artes?

La publicación cumple un papel fundamental: Desde su creación ha sido un espacio para la reflexión, la crítica y el diálogo. Eso es fundamental para el crecimiento de un campo de conocimiento. El periodismo de ésta y cualquier otra disciplina necesita conocimiento del asunto.
Y pienso que la crítica debe elevar el nivel de la discusión, pero a veces, en cambio, lo rebaja por desconocimiento del asunto.

¿La prensa rebaja la discusión?

No hablaba de los periodistas en general: Es la crítica del arte la que debe elevar el nivel del debate.

La documentación es importante. ¿Cuál es el mejor soporte para el registro de la danza?

La documentación es importante por su relevancia histórica, por la capacidad de contextualizar, de situarse en el tiempo y en el espacio, de poner en relación con otros datos y con eso ampliar el campo de conocimiento de la disciplina.

Sobre los soportes, cada lenguaje requiere de un registro específico.
Las artes modernas como la fotografía, el video o el cine son sus propios soportes de registro porque son lenguajes que han nacido en la era de la reproducción mecánica.

Las artes del cuerpo, como el teatro, la música, el performance, el circo, etcétera, a menudo utilizan el video y la fotografía. Son soportes que podríamos llamar “injustos” porque son otros lenguajes, y al registrar el baile en video, por ejemplo, no estamos asistiendo a la danza. Sin embargo, el video es lo que más se acerca a la necesidad del registro de la danza.

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