La conjura de los necios, de JOHN KENEDDY TOOLE
Pocos libros aguantan varias lecturas y siguen arrancando carcajadas a sus lectores. Uno de ellos es “La conjura de los necios”, delirante novela de John Kennedy Toole.
Ignatius Reilly, discípulo obeso de Boecio, onanista compulsivo que adora al Oso Yogui y desea para los Estados Unidos una férrea monarquía que ponga fin a la corrupción moral engendrada por la industria cultural, se ve obligado a buscar trabajo y los resultados no podrían ser más desopilantes. El díscolo Ignatius se halla rodeado de necios bien intencionados, casi tan teratológicos como él mismo. Es imposible contener la risa con el grotesco intercambio epistolar que mantiene con “su novia” Myrna Minkoff, las desventuras del oficial Mancuso o con la senil Señorita Trixie, por nombrar solo a algunos. De su mano Nueva Orleans nos muestra su peor cara, toda la injusticia social, contradicciones y racismo de la democracia que no salen en los folletos del Mardi Gras para turistas ebrios. En esta historia sin redención ni moraleja, el absurdo pone de rodillas a la realidad y el hipocondriaco Ignatius nunca aprende a ser adulto.
No puedo dejar de sentir empatía hacia Ignatius, en desmedro de mi cuaderno “Gran Jefe”, yo también fui arrojado al mercado laboral a edad tardía, comparto muchos de sus vicios y el horror a los niños lascivamente giratorios que salen en la televisión, pero mi descenso en la rueda de la fortuna no es hilarante como la de nuestro héroe.