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El Telégrafo
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“La causa animal es la causa de la humanidad”

La autora francesa encuentra en la lucha contra la esclavitud, liderada por Abraham Lincoln, la estrategia perfecta para el movimiento animalista.
La autora francesa encuentra en la lucha contra la esclavitud, liderada por Abraham Lincoln, la estrategia perfecta para el movimiento animalista.
Foto: http://institutfrancais-israel.com
23 de enero de 2018 - 00:00 - Agencia EFE y Redacción Cultura

La filósofa francesa Corine Pelluchon, especialista en filosofía política y moral, recuerda el “profundo trauma” que le supuso el momento en que tomó conciencia del sufrimiento al que se somete a los animales en esta sociedad, una experiencia que la  llevó a entender que “la causa animal es la causa de la humanidad”.

En los últimos años, Pelluchon desarrolló un amplio trabajo sobre el tema que ha recogido en su último libro, Manifiesto animalista. Politizar la causa animal, en el que pretende mostrar la “universalidad y la profundidad” del movimiento a favor de los derechos de los animales, según  explicó en una entrevista con EFE.

Para Pelluchon, la politización del movimiento animalista implica “organizar la coexistencia entre humanos y no humanos, de tal forma que los intereses de estos queden incluidos en la definición de bien común”.

Se trata, según la filósofa, de superar la “caricaturización” del movimiento animalista y evidenciar su carácter central y “estratégico” para la construcción de una sociedad menos violenta.

“Nuestra relación con los animales es un reflejo de la relación que tenemos con nosotros mismos”, explica Pelluchon, quien considera que la violencia sufrida por los no humanos está ligada a otras violencias, como el racismo y el machismo.

En este sentido, describe el animalismo como un “nuevo humanismo” e insiste en que “la causa animal es la causa de la humanidad”.

Según la autora, tiene sentido “incluir en la esfera de la consideración moral” a los animales porque son seres “sintientes”, es decir cuentan con la “capacidad de sufrir, el deseo de vivir y desarrollarse, el miedo a la muerte, la expresión del placer y la voluntad de establecer vínculos”, entre otras características.

Según el Manifiesto Animalista, que Pelluchon presenta hoy en el Palau de la Virreina de Barcelona, vivimos en una “comunidad mixta” donde humanos y animales comparten el espacio.

Aunque, a menudo, los no humanos sean tratados como objetos a ojos de la ley, Pelluchon recuerda que “hagamos lo que hagamos, siempre nos relacionamos con ellos”, y por eso considera cualquier acción política como “zoopolítica”. Si bien la autora no identifica a los no humanos como ciudadanos, dado que no se perciben a sí mismos como “miembros de nuestra comunidad”, si que los ve como “sujetos políticos”.

“Tienen intereses y preferencias individuales y son capaces de comunicarlos”, aunque necesiten ayuda para “descifrarlos y realizarlos”, afirma la autora. Se trata de lo que Corine Pelluchon define como “agentividad dependiente” y que, según la autora, debe ser el “punto de partida” a la hora de establecer derechos para ellos.

No se trata de dar un “trato igualitario” a todos los seres sintientes, puntualiza la pensadora, sino de otorgar “derechos diferenciados según su condición”.

La autora aboga por un nuevo enfoque de esta lucha que vaya más allá de la argumentación estrictamente racional a la que apelaban los padres de la ética animal - Peter Singer o Tom Reagan, por ejemplo- e incluya la “piedad”.

Se trata de un nuevo paradigma: “la ética de la vulnerabilidad”, con fuertes resonancias de los postulados ecofeministas. Según Pelluchon, la “aceptación de nuestra finitud y nuestra corporalidad” hace evidente nuestro carácter “relacional” y facilita la “compasión”.

La autora opone este pensamiento al modelo basado en la “guerra” y la “dominación” que a su juicio encarna Donald Trump.

Corine Pelluchon hace un claro alegato en favor del pragmatismo y propone “dos plazos de lucha política”: el rápido, que trabaje por buscar grandes consensos a corto plazo -en temas como el fin de la cautividad, la prohibición de los espectáculos con animales o la prohibición de las pieles y el foie gras- y el lento, cuyo objetivo debe ser la eliminación total de la explotación animal.

En este sentido, ve necesario “un amplio movimiento cultural, filosófico y artístico”. La autora encuentra en la lucha contra la esclavitud, liderada por Lincoln, la estrategia perfecta para el movimiento animalista y defiende una “emancipación progresiva y compensada”, que asegure el futuro profesional de los trabajadores del sector cárnico o de los circos y zoológicos. “No nos equivoquemos de enemigo”, advierte.

Pelluchon, quien luce unos zapatos veganos elaborados de forma local en Portugal con materia vegetal proveniente de piñas, concluye que el objetivo de la acción política animalista es “promover un mundo mejor, menos violento y más justo”.

Profesora en la Universidad de Paris-Est-Marne-La-Vallée, es autora de varios libros de filosofía política y ética aplicada, entre ellos Leo Strauss, otra razón, otra Ilustración. (I)

Obra crítica

zoopolítica

La pensadora presenta hoy en España su Manifiesto animalista. Politizar la causa anima.

 

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