La mezcla de 4 instrumentos asiáticos fueron el nexo que convocó a una audiencia coreana y nacional a la Casa de la Música, en Quito, la noche del último sábado, durante el evento de música tradicional y danza contemporánea coreanas ‘¡Hola, Ecuador!’.

El elenco Yeonhee Company U-Hee usó la percusión de kwaenggwari, jing, janggu y buk -que representan los sonidos del trueno, el viento, la lluvia y las nubes, respectivamente- para realizar un acto lúdico (el Pungmulnori).

Este conjugó los instrumentos, movimientos y danzas con las melodías folclóricas Arirang en homenaje de la agricultura y la naturaleza. La música y actuación de Korean Rhapsody fue un testimonio de la modernidad de estas tradiciones al poner en escena el break dance de varios grupos de Corea en un evento que fue parte del proceso de cooperación entre ese país y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Arirang es una suerte de género tradicional, cuyas piezas han sido transmitidas por generaciones innumerables y que tienen un repertorio en cada provincia coreana que bordea los 400 o 500 títulos. La palabra denota un verso que exalta los ánimos de sus escuchas, como complemento de las melodías que le sirven de base. La satirización política está presente en las letras de estas canciones y sirve para relatar las experiencias del pueblo coreano, localizando las vicisitudes de sus habitantes, de quienes dieron lugar a cada composición desde sus experiencias colectivas.

El trasfondo lúdico del espectáculo se extendió a representaciones teatrales que caracterizan a la cultura coreana de otras asiáticas, contrastes comparables con su gastronomía, una en la que el picante es transversal. Korean Rhapsody suele ampliar esa perspectiva al haber sido intérpretes de jazz urbano en 19 países de 4 continentes. (I)