Entrevista / Ernesto Ottone Ramírez / Ministro Presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile
"La baja comprensión lectora se refleja en el debate público"
A 7 décadas de la entrega del Premio Nobel de Literatura a una mujer latinoamericana, Ernesto Ottone ha visto el nombre de la escritora Gabriela Mistral (1889-1957) en colegios, bibliotecas y espacios culturales de países como México, Uruguay, Argentina y Perú.
La poeta chilena hizo, en una época compleja para América Latina, un periplo promocionando “la importancia tanto de la educación formal como el tema de género”, dijo ayer el Ministro de Cultura chileno, luego de haber visitado el pabellón de su país en la Feria Internacional del Libro, que dedica su octava edición a la escritura y memoria de la autora de Desolación.
Los chilenos leen 5,4 libros por año y la cifra va en aumento...
Pero ha bajado considerablemente la comprensión lectora, lo que nos preocupa profundamente. Si no ponemos ahínco en la primera infancia —donde se crea el hábito lector, la comprensión— lo que vamos a tener después es gente que está leyendo sin entender.
Hay que darle la vuelta a eso y empezarnos a preocupar no solamente de tener cifras de países bien desarrollados sino de incluir la comprensión dentro de la reforma educacional.
En el gobierno pasado, del presidente (Sebastián) Piñera, de la Coalición de derecha, se dejaron de hacer las cuentas satélite durante 4 años, así que no hubo cifras. Estamos recuperando esa cuenta, que se hace con el Banco Central de Chile para demostrar la importancia de tener mediciones comparables y permanentes.
¿Habrá políticas coordinadas entre Ecuador y Chile para el fomento de la lectura y la circulación del libro?
Sí, a través del Cerlalc (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe) porque a partir de 2016 yo asumiré la presidencia, en Colombia, donde está la sede. Ahí estamos presentes todos los ministerios o consejos de cultura de la región. Lo que plantea eso es una gran reforma para encontrar las líneas ‘conductrices’ de todo el continente y hacer políticas que sean intercambiables o replicables en torno a la lengua hispana y portuguesa, en una reforma de la institución que articule los planes nacionales. Hay que dinamizar la industria del libro a nivel regional.
Queremos reforzar una agenda bilateral en que podamos intercambiar experiencias con residencias en las que estén editores, escritores, ilustradores y académicos para poder desarrollar un plan estratégico a largo plazo. Esta tarde tendremos otra reunión con el Ministro de Cultura y Patrimonio, Guillaume Long, para empezar a definir los lineamientos.
El libro paga el 19% de IVA en su país, ¿eso ha dificultado su comercialización y difusión?
Las cifras demuestran que no, que esa no es una barrera para el acceso al libro. Lo que hemos hecho es que toda la campaña, desde Cultura hasta Educación, refuerce las bibliotecas públicas. Creemos que la discusión, si bien estamos defendiendo la excepcionalidad cultural dentro de lo económico (una reserva cultural), es un trabajo a largo plazo y que no solo la industria debe vender más libros sino que la gente puede acceder de manera más fácil a sus contenidos.
¿Cuál es el método para medir o cualificar la comprensión lectora?
En Chile hay una medición en la escolaridad que tiene que ver con las etapas de entendimiento. Son pruebas. Y esa cifra, en una curva que contiene los 9 últimos años, ha mostrado que pese a que subió el número de libros leídos, bajó su comprensión. Es un tema preocupante y, aunque suene duro, se ve reflejado en el debate público, que muchas veces no logra ser profundo porque no hay una comprensión cabal de los temas y, por lo tanto, preocupa no solo a la pedagogía sino a todo el espectro de la educación cívica necesaria para que los jóvenes entiendan cómo está estructurada la República, y que sepan cuál es el rol de sus autoridades, alcaldes, diputados o senadores.
El Estado no se ha hecho cargo de poder transmitir estas necesidades. Desde la época de la dictadura no hay educación civil y, por ejemplo, en la votación voluntaria —que convoca al 50% de la ciudadanía— hay una muestra de la credibilidad hacia los recursos públicos. En la cultura es una gran ventaja comparativa el que propongamos cualquier plan desde la visión de Estado y no del gobierno. No se deben ejecutar, por ósmosis, los planes antiguos.
¿Qué ocurre en cuanto a los 9 pueblos originarios en Chile?
Estos, más un pueblo tribal —los afrodescendientes de Arica y Parinacota— tienen coordinadores en el Departamento de Pueblos originarios dentro del Consejo Nacional de Cultura, el cual, a partir del año próximo, va a tener un fondo. Eso me lo están aprobando en el congreso y ayuda mucho para reconocer a las culturas, su idioma e historia. (I)
Hacia el Pan Nacional de Lectura
En la FIL 2015 se pueden articular políticas públicas
Gestores culturales, autoridades del Estado, escritores, editores, ilustradores y artistas tienen, en conjunto con los participantes de 45 pabellones de este evento internacional y las 6 embajadas que han cooperado en su organización, una misión en particular: incentivar y dinamizar el acceso al libro y las letras para la ciudadanía que espera la concreción del Plan Nacional de Lectura desde que este apareció en el debate público, hace casi una década.
El ministro de Cultura y Patrimonio, Guillaume Long, ha dicho que el espacio ferial constituye una oportunidad para lanzar, mediante una política editorial, otra política de formación de talento humano para los lectores. El sector bibliotecario espera ser rearticulado a un año de la desaparición de la Dirección Nacional de Bibliotecas (SINAB) y la oferta editorial está lejos de una macropolítica.
Estos temas reúnen expectativas frente a la mesa titulada ‘Políticas de lectura y el libro: hacia la construcción del Programa Nacional de Lectura’, que se dará de 14:30 a 15:30, en el stand del país invitado de honor, Chile, cuya cifra destacable en la Cerlalc-Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) es de 5,4 libros leídos al año por cada ciudadano. Las chilenas Regina Rodríguez y Astrid Fugellie compartirán su experiencia en el ámbito de las letras antes de que la viceministra de Cultura, Ana Rodríguez, explique las proyecciones del plan. En la moderación estará Eduardo Puente, quien dirige la Biblioteca de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso, sede Ecuador) y preside la Asociación Nacional de Bibliotecarios Eugenio Espejo. (I)