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La anagnórisis se usó para alterar a Nora

Belén Durán y Christian Aguilera interpretan a Nora y Trovaldo, una pareja que vive de las apariencias y que se contraponen por perspectivas de género.
Belén Durán y Christian Aguilera interpretan a Nora y Trovaldo, una pareja que vive de las apariencias y que se contraponen por perspectivas de género.
Foto: William Orellana / EL TELÉGRAFO
20 de enero de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

Dos siglos después del estreno de la obra de Henrik Ibsen, Casa de Muñecas, aún sigue conmocionando.

Fue el mismo efecto que ha querido provocar el director Jaime Tamariz con Nora, una propuesta basada en esta  pieza teatral y que reprodujo para microteatro.

Con la adaptación de Michelle Samudio, y la interpretación de Ana Belén Durán junto con Christian Aguilera,  lograron contar en 15 minutos, la historia de Nora y Trovaldo. Un matrimonio de 8 años, de posición acomodada, pero que vive de las apariencias. Ella, ama de casa quien figura ser una muñequita, insegura y frágil; él, un abogado que será promovido como director de un banco, perverso y manipulador, que ejerce poder sobre ella.

Producción surrealista
“Es uno de los textos que además ha representado el tema de los derechos de la mujer, la independencia, la autonomía de la mujer en la sociedad, esos son temas muy vigentes”, indica Tamariz sobre su interés en montar un guion con el que gustó trabajar por ser naturalista.

Dice haber hecho énfasis en la anagnórisis, un recurso que lleva a un personaje a descubrir y reconocer algo de su identidad. Precisamente lo que le ocurre a Nora. “Distorsionamos a través de la gestualidad y los simbolismos a los personajes para hacer énfasis en este punto de la anagnórisis”, cuenta el productor, quien propuso a los actores explorar e investigar varios métodos de interpretación teatral.

“En esta obra que es de 15 minutos es muy marcado el instante en que ella es muñeca y en el momento que cambia a ser una persona”, detalla  Durán sobre este  personaje al que ya había representado hace años.

Escenografía de 2 dimensiones
“Me pareció interesante que el público pueda tener la experiencia de ver esta realidad distorsionada y que, de alguna manera, le permita al personaje transitar durante estas dos dimensiones en forma distinta y al mismo tiempo simultáneas”, explica Tamariz, quien se autocalifica de intuitivo a la hora de crear una escenografía. Es por ello que no dudó en trasladarla hacia las paredes.

“Todo está en perspectiva, así como cuando ves a una muñequita en su cajita de cristal”, dice Durán acerca de esta propuesta escenográfica que -asegura- fue una novedad para jóvenes espectadores que han visto esta obra que desde hoy y hasta el 3 de febrero estará en cartelera. (I) 

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