En tres salas y exteriores de la galería Sara Palacios está expuesta la más reciente muestra del artista José Unda (Quito, 1948) con el nombre Entre el silencio y el vacío.

El pintor y dibujante trabaja todos los días en su taller ubicado en Tumbaco.

Ahí pone sus lienzos en forma horizontal y hace una exploración repetida que esta vez ha dado lugar a la serie que el crítico de arte Humberto Montero nombró como su Esencialismo.

“Es como una célula que se   regenera”, dice Unda en Nayón, frente a sus cuadros.

Las imágenes están dispuestas de forma vertical en la galería pese a que pueden apreciarse de forma inversa. El papel y tela fueron sus lienzos.

En algunas imágenes son visibles las firmas de los primeros estudios. “Tiene que ver con un estado anímico, del espíritu en general, no individual”, suelta el artista septuagenario.

La meditación, entre el silencio y el vacío, es un estado del oficio, se da en medio del trabajo duro, explica Unda, para quien “en la música, la nota más bella está determinada por los silencios que la rodean. Es la bondad de la creación, sus espacios y vacíos”, apostilla.

El autor se define como un obrero del arte, que aprovecha la luz de las mañanas y tardes sobre los detalles de sus cuadros o en las “equivocaciones” sobre las que vuelve a pintar.

Usa los pinceles solo para mezclar colores, cuenta la galerista Sara Palacios. Y Unda dice que el ensayo-error es como el abono. “Para mí es mejor equivocarme”, sonríe, “eso da buenos resultados”.

La galerista Sara Palacios frente al catálogo de muestras del espacio que administra en Nayón (nororiente de Quito). Atrás está una de sus esculturas.

Palacios seleccionó las 22 obras, que el pintor realizó en los dos últimos años.

La galería está ubicada en la calle Manuela Sáenz e5-28, de Nayón, y recibe a sus visitantes con la fuerza de dos pinturas en que predomina el azul, dispuestas en la entrada.

Desde el pasillo se pueden ver los blancos y, al acercarse, los contrastes y colores del abstracto que caracteriza la obra de Unda. “Respeto mucho lo natural, como esta pared, que se yuxtapone luego de haber sido pintada por un albañil, junto a mi obra”, relata el artista quiteño.

Es con la punta de los pinceles que el autor imprime color sobre los fondos de sus obras. En uno ha creado laberintos en que la entrada es fácil, como una metáfora de lo cotidiano en que la salida se torna compleja.

Fragmentos de un video filmado en 2010 completan la muestra, en que se juntaron dos pinturas que contrastan en técnica mixta. (I)  

La técnica mixta para sustraer lo esencial
Por oposición a lo figurativo, la serie de José Unda ha sido definida como esencialista, que transmite sensaciones, que resulta de las filtraciones en el trabajo del artista. “La pintura es como la biología, que va en un proceso evolutivo cuyos avances se etiquetan”, explicó Unda a este diario. Cada búsqueda está dirigida a un lenguaje propio.

La técnica que usó es mixta sobre lienzo es un “trabajo con la gravedad” en que el pintor riega el color sobre superficies horizontales. Usa brochas, trapos, esponjas, espátulas y hasta peines en formas orgánicas, que inician en el acrílico que ha absorbido óleos creando luminosidades. (I)