Es delgada, pequeña e inquieta. Su cabello negro, corto, le otorga un aire andrógino y al mismo tiempo una poderosa femineidad.  

Desde chica tiene el don de volar con la imaginación, una habilidad para inventar realidades y universos paralelos. No se recuerda como una niña especialmente histriónica, ni puede establecer con claridad cómo es que decidió que iba a dedicar su vida a la actuación.

Lo que sí recuerda es que amaba ver la televisión. Podía pasarse noches enteras viendo películas de terror en la pantalla, a escondidas de sus padres.

María Josefina fue una de las primeras alumnas del Incine, cuando la escuela se reducía únicamente a 2 cursos, uno de estos relacionados con la interpretación. El verse enfrentada a los complejos ejercicios que le imponía su profesora, Lizeth Cabrera, era difícil pero fue lo que disparó su interés por la actuación.

A los 19 años viajó a Londres y entró al prestigioso Royal Central School of Speech and Drama, donde arrancaría su formación profesional. Un año después volvió a Quito y se inscribió en el Malayerba, un referente para la formación actoral en Quito, a cargo de Arístides Vargas.

María Josefina combinaba sus estudios de teatro con la incipiente carrera de cine y televisión en la Universidad San Francisco. “Al concluir el ciclo de Malayerba supe que me quería ir. Buscaba profesionalizarme pero era muy difícil en este medio porque no había un espacio en donde podía abocarme y enfocarme de lleno en la actuación”, explica.

Percibía que en la escena local existía un miedo general hacia las propuestas más arriesgadas y contemporáneas, y carecía de un grupo de trabajo para desarrollar ideas.

Aplicó a una beca Fulbright, se mudó a Nueva York e hizo un máster en Actuación para Cine y Teatro. “La metodología de enseñanza era más intensa y se basaba más en la técnica. Comprendí mejor cómo utilizar las herramientas de las que disponía, cómo trabajar mi voz y mi cuerpo para actuar”.

Fue en medio de esa experiencia que conoció a Leni Méndez, directora, dramaturga y artista visual de origen argentino.

Junto a ella, María Josefina creó un grupo de trabajo que en un sótano de Nueva York se dedicaba al teatro físico, en el que se destaca el lenguaje físico del intérprete.

Leni y María Josefina comenzaron a pensar en un proyecto conjunto, al que pronto se sumó Gabriela Ponce, quien se preparaba como directora teatral en Illinois, a miles de kilómetros de distancia.

A través de largas sesiones vía Skype y cientos de mails, las 3 crearían el germen de Caída (Hemisferio Cero), un híbrido multidisciplinario de performance teatral, instalación artística y experiencia sensorial, altamente experimental, ganadora de los fondos de fomento del Ministerio de Cultura.

Luego de 2 años de preparación, e intercambios virtuales desde distintas latitudes, Caída (Hemisferio Cero) se estrenó por primera vez en marzo pasado, en el Centro de Arte Contemporáneo en Quito, y presenta su segunda temporada desde el 27 de junio hasta el 6 de julio.

Bajo la dirección de Leni y a partir del texto que escribió Gabriela, María Josefina encarna al personaje principal, un ser fragmentado y disperso a quien un trauma infantil le provocó una dislexia (de lenguaje pero también emocional) que intenta explicar y superar.

Se trata de una interpretación sumamente física, en la que la actriz interactúa con cada rincón del espacio y da una muestra de una multiplicidad de facetas.

Entre los objetos que forman parte de la instalación/escenografía hay algunos que guardan relación con la vida personal de la actriz y que ayudan a disparar en ella la veta emocional que le exige el personaje. “Básicamente lo que hago es no pensar. El proceso es consciente en la medida que estoy totalmente presente en la historia y en el personaje. Si pienso, empiezo a interrumpir el trabajo”, explica.

Para ella, este “es un reto físico y narrativo muy complejo”.

DATOS

María Josefina nació en Quito y se ha formado como actriz en Londres y Nueva York. Hace poco concluyó la grabación de Tan distintos los dos, bajo la dirección de Pablo Arturo Suárez.

Caída (Hemisferio Cero) abarca un amplio equipo de artistas de distintas disciplinas, que incluye a Mariana Pizarro como diseñadora textil y la dirección técnica de Anatol Waschke.

La instalación artística que acompaña a la obra está expuesta en el Centro de Arte Contemporáneo y puede ser visitada en horarios externos al show.

La segunda temporada ha incluido 9 funciones que finalizan mañana. Hoy se presenta a las 19:30 y mañana a las 18:00. Espacio limitado.

Se trata de una interpretación sumamente física, en la que la actriz muestra muchas facetas.