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Javier Sierra explora el origen de las ideas

El español Javier Sierra se considera a sí mismo como un homo quaerens, un ser humano que plantea preguntas más que certezas y dogmas.
El español Javier Sierra se considera a sí mismo como un homo quaerens, un ser humano que plantea preguntas más que certezas y dogmas.
Foto: El Periódico
19 de septiembre de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

El último día de programación de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil (FIL), hace dos semanas, el escritor español Javier Sierra atiende a quienes le preguntan por el origen de la palabra “grial” y le piden, al mismo tiempo, que les firme un ejemplar de El fuego invisible, la novela con la que ganó el Premio Planeta, en 2017.

Javier Sierra fue periodista y desde que se dedica por completo a la escritura de ficción se pregunta, al igual que miles de personas en todo el mundo, por el origen de las ideas, por la fuerza que evocan las palabras. 

“Yo he querido que mis novelas pudieran resolver las grandes preguntas que no se han resuelto nunca. Mi uso de la ficción es instrumental. Toda mi ficción está centrada en enigmas tangibles: el arte, las catedrales góticas, las pirámides en Egipto. Cuando llego a El fuego invisible, el enigma al que me enfrento es filosófico; es una pregunta la que mueve a todos mis personajes y es cuál es el origen de las ideas”, dijo Sierra en una entrevista con este Diario. 

La construcción de sus historias parte de aquella idea presocrática de los filósofos que pensaban que las ideas no eran del ser humano, sino dictadas por los dioses.

“Esa sensación de que cuando uno tiene una eureka que le cambia la perspectiva de la vida le es dictada desde fuera, por la virgen, extraterrestres, nos ha acompañado siempre y me he preocupado en pensar por qué nos hemos creído eso, por qué nos han enajenado de las grandes soluciones. Ese es el debate que, de alguna manera, articula la novela”, dice.

En El fuego invisible, David Salas, un prometedor lingüista del Trinity College de Dublín, se encuentra en Madrid con Victoria Goodman, una vieja amiga de sus abuelos, y con su joven ayudante, una misteriosa historiadora del arte.

Su visita a Madrid lo conduce a averiguar qué ha sucedido con uno de los alumnos de la escuela de literatura que regenta lady Goodman.

Para su sorpresa, la clave parece esconderse en el mito del grial y su vinculación con España.

El protagonista se encuentra con El cuento del grial, de Chrétien de Troyes, en el que aparece por primera vez esa palabra. “Me di cuenta de que los seres humanos articulamos nuestras ideas gracias al lenguaje y la invención de palabras. Por alguna razón hay palabras que tienen enorme éxito, se arraigan rápidamente en la sociedad y hay  otras que se desvanecen más temprano. Son casi como seres vivos y, algunos de esos términos, cuando son inventados, son capaces de cambiar la historia de la civilización”, dice Sierra.

Cuando empezó a escribir esta novela, en medio de una búsqueda por otras palabras similares que cambiaron el rumbo de la historia, dio con este término que inventó un trovador francés. “Al inventarlo le da una serie de atributos. Él dice que es un cuenco que irradia luz y que sostiene a una doncella en una procesión misteriosa, y no dice nada más. Esa palabra tendrá tanto éxito que aparecerá en un montón de libros en un periodo de 100 años”.

De acuerdo al escritor, en los últimos títulos que se publican se conecta la palabra grial con la copa de Jesús en La Última Cena. “Eso me interesó mucho. Cómo hay términos que se inventan y que van adquiriendo significado con el tiempo. Me enamoró esa historia y decidí incorporarla en la novela”.

Sierra señala como una de sus influencias el trabajo de Umberto Eco, en el libro La búsqueda de la lengua perfecta, en el que habla de la invención de palabras. Aquello le dio material para replantearse esta historia que tendría una adaptación a serie de televisión.

A Sierra le gusta cuantificar la cosecha que le ha dado ser Premio Planeta. Desde entonces dice haber recorrido 77.631 kilómetros y que Guayaquil es la ciudad 48 que visita. Piensa que si el Premio Planeta le da algo “es que lo sitúa en una constelación de autores que desde 1952 hasta nuestros días han ganado el premio, como Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela o Ana María Matute. Casi todos los grandes han accedido”.

Sierra publica con Planeta desde 2007. Este premio le llegó con lo que cree es “una novela madura” para el galardón, que se vincula a toda su trayectoria literaria, centrada en grandes enigmas de la historia. (I)  

Su libro

El fuego invisible 

La novela de Sierra se cuestiona sobre el origen de las ideas y de la palabra “grial”.

Trayectoria

Carrera literaria 

Empezó su carrera con la publicación de El Ángel Perdido, lo cual lo llevó a dirigir la gran revista española sobre el tema “Más allá de la ciencia”, con solo 27 años, y a colaborar asiduamente en el espacio televisivo de Iker Jiménez, Cuarto milenio.

48 ciudades ha recorrido para la promoción de su novela El fuego Invisible, ganadora del Planeta. 

Otras publicaciones 

Otras de sus obras populares es El maestro del Prado y La Pirámide Inmortal. Con ellas completó su bibliografía de ficción, por lo que lo llaman el Dan Brown en español. 

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