El guitarrista se despide de los escenarios
Hugo Oquendo dará su último gran concierto (Video)
El antecedente del seudónimo «El niño de la guitarra» es el regalo que Juan Luis Oquendo le hizo a su hijo en 1935. Un instrumento llegó a manos del infante y empezaron las clases musicales. Con 7 años cumplidos, Hugo Oquendo recibió su primer premio, en el Teatro Nacional Sucre, al ganar el concurso infantil de jóvenes artistas organizado por Radio Nariz del Diablo.
Cuando el tiempo duplicó su edad, a los 14, el nombre le sirvió para torear y salir en hombros, el día de su debut. Pero el resto de ovaciones multitudinarias que recibiría, no se las dieron por empuñar una espada sino por entonar acordes que lo acercaban a la poesía, arte que también desarrolló.
Los referentes gitanos que pueblan la historia del instrumento de madera le transmitieron a un joven Hugo Oquendo el afán nómada de conocer el mundo dejando como testigo de su presencia las tonadas que ejecutaba con el garbo de quien se planta frente a una res de 600 kg.
Transcurridas casi 8 décadas después de que su padre y primer maestro marcara su destino con un obsequio que ocupa ambas manos y, a veces, ambas piernas, al ‘niño de la guitarra’ le ocurrió lo que a los futbolistas que ven acercarse el final de su carrera: le sobrevino la intención de retirarse de los grandes escenarios antes de no poder llegar al minuto en que su público se sienta satisfecho. Pero a diferencia de un partido o una faena, la decisión que su audiencia tomaba al sacarlo en hombros, aunque sea a punta de aplausos, luego de escuchar canciones como ‘La batalla de Pichincha’, duraba las 4 horas del concierto que solía ofrecer.
“Estoy en el momento más hermoso de la guitarra -señala- porque para mí ya no existe la técnica, para mí la guitarra es otra cosa, es parte de mi vida, de mi sangre; entonarla es una inspiración sobrenatural. Tocar cada vez es distinto aunque sea la misma obra y seguiré tocando hasta que me muera, pero este concierto -el del Teatro Demetrio Aguilera Malta el próximo 15 de enero- es mi regreso a un escenario ecuatoriano luego de varios años, a pedido de mucha gente”.
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En 2011, Oquendo arribó a Quito sin saber que padecía una enfermedad grave. El diagnóstico incluyó un plazo perentorio. Como el cáncer era terminal, le dieron un mes de vida. No obstante, «El niño de la guitarra» recordó los lances de su antiguo oficio y ‘toreó’ con lucidez a la muerte.
Fue el momento en que escribió sus “memorias, desmemorias y fantasías” con un tono que conserva su forma de hablar durante la entrevista que le dio a este diario, la tarde del miércoles pasado.
La tapa de su libro autobiográfico, publicado en 2013, tenía que llevar un título que sintetizara su obra de precoz prodigio, así que, bajo su retrato -pintado por el artista baneño Edguin Barrera-, aparecen las palabras con que los niños empiezan sus proyecciones más importantes: «Cuando sea grande».
Pirata músico en un avión militar
Una de las travesías que el guitarrista y compositor octogenario hizo fue como polizón, en el baño de un avión de carga de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) que lo transportó rumbo a Venezuela, en 1951, pero fue el barco Giuseppe Verdi el que zarpó, en 1970, con destino a su escucha más importante de todos.
La madre del «niño de la guitarra», Matilde Silva, le encargó, cuando él tenía 41 años, la tarea imposible de tocar su guitarra frente al Papa. La condición que le puso lo hizo reír y decidirse: no podía volver a casa sin lograr su cometido. Finalmente, en 1974, sus acordes llegaron a oídos del papa Paulo VI, quien lo escuchó en la Capilla Sixtina del Vaticano, junto a Albino Luciani, quien sería más tarde Juan Pablo I.
El retiro de las salas de teatro
En su último concierto-homenaje, el guitarrista Hugo Oquendo Silva actuará junto a Rubén Guarderas, del Ballet Nacional y un pianista durante los cortes de flamenco y música española. Además de ‘Alborada, Sinfonía heroica americana’, dedicada a la epopeya del 24 de mayo de 1822 (Batalla de Pichincha), ejecutará la canción ‘Réquiem para una lágrima, Sinfonía triste’ en honor a su madre. Otros dos guitarristas lo acompañarán en los cortes de música latinoamericana.
La cita es en la sala del Teatro Demetrio Aguilera Malta de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el jueves 15 de enero, a partir de las 20:00. La donación es de $ 20.