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Homenaje a película de Orson Welles en Festival de Málaga

Homenaje a película de Orson Welles en Festival de Málaga
13 de abril de 2015 - 00:00

Al cumplirse medio siglo del final del rodaje del largometraje de ficción Campanadas a medianoche, de Orson Welles, y del centenario de nacimiento de este director, el Festival de Málaga la ha elegido como su Película de Oro y proyectará una versión restaurada de las aventuras de Falstaff el próximo 22 de abril.

Además, se publicará Las cosas que hemos visto. Welles y Falstaff, escrito por Esteve Riambau, director de la Filmoteca de Catalunya y uno de los mayores expertos sobre Welles. El libro es un impresionante estudio sobre Campanadas a medianoche y la pasión del actor y director por España, el teatro y Shakespeare.

Campanadas a medianoche nació cuando Welles tenía 24 años y montaba la obra de teatro Five kings, basada en los textos de Shakespeare. Sir John Falstaff es un personaje inventado que aparece en las 2 partes de Enrique IV; se habla de su muerte en Enrique V y destaca en Las alegres comadres de Windsor.

“Fue un locura en su montaje estadounidense. Fracasa. Años después lo recupera en Dublín, y ya piensa en usar cámaras de televisión. Al final, se convirtió en película”, explicó Riambau.

El rodaje se realizó en España de rebote, ya que iba a filmarse originalmente en Yugoslavia. Los productores desaparecieron y Welles se benefició de un cambio de legislación del cine español en 1963.

Empezaron en octubre de 1964 y las 12 semanas previstas se convirtieron en 6 meses. Entre los trucos que usó Welles estuvieron la filmación de planos en 5 sitios distintos que luego los encajaba en el montaje; o el uso de dobles para sustituir a actores en diálogos en los que su personaje aparecía de espaldas.

Welles veía las tomas a 48 fotogramas por segundo, al doble de la velocidad habitual, y con 2 moviolas a la vez. “Tenía un ojo privilegiado. Nunca he visto a otro cineasta que trabajara así. El montaje era su placer porque allá era donde lo construía todo”, señaló en su momento su director de fotografía, Edmond Richard.

El filme tuvo un mal recorrido comercial. En Cannes de 1966,  Welles recibió un premio pero por su carrera, no por su película.

Circularon varias versiones con diversos montajes. “Involuntariamente se convirtió en su epitafio. Nunca más conseguirá levantar otro proyecto de ficción”, resumió Riambau.

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