Hace más de 2 años, el director teatral Santiago Naranjo tuvo una idea mientras una pareja de amigos suyos empezaba una pelea. Entre risas fisgonas, Naranjo escuchó reclamos ajenos que le parecieron materia fértil para un libreto.

“Lavar los trapos sucios en público puede ser una información que le resulta más divertido recibir a quienes presencian una escena así que para quienes la dan”, dice Naranjo, sobre las tablas del Centro Cultural Casa Toledo, donde estrenó Hasta que la muerte nos separe, una farsa que contiene el tono de comedia de situación, y para cuyo montaje ensayó con la actriz Nicole Villamarín durante un semestre.

A la propuesta del colectivo teatral Azul Profundo la caracteriza la inversión de los roles de pareja, arquetipos que en las relaciones actuales se deslizan entre las sábanas y cambian los papeles aparentemente fijados por la tradición. Hay novios que se han identificado con la obra, aunque no estén casados, porque van a moteles, dice el actor.

La virginidad perdida, como símbolo de sumisión, es característica del personaje principal, mas no de la coprotagonista. “En una pareja, el hombre también puede ser ‘morelio’. En mi matrimonio, yo soy el que hace todo en casa”, ríe el director.

En medio de una interpelación al público, Enrique Emetereo Echeverría Escobar, “El Hombre E”, y Paola Patricia Pérez Paredes, “La Mujer P” desentrañan la cotidianidad marital a punta de carcajadas.

El inicio de la historia está marcado por un delirio nocturno de Paola, quien confunde a su esposo con un ladrón en medio de las sábanas. Ahí empiezan las reminiscencias, el momento en que Enrique increpa a su esposa el haberla rescatado de un “pueblucho” mientras ella se queja de la vida que llevan.

A la confusión le sobrevendrá la tensión cuando Paola apunte con un arma de fuego a su marido en busca de “un beso diferente”, apasionado. “Uno para casarse debe estar bien estúpido”, se quejará “El Hombre E” quien dice, muy cínico, que “varón que se respeta es desordenado”.

Sobre si se casaron o no estando enamorados, la pareja de Hasta que la muerte... se revuelca entre acusaciones y elipsis que sirven como recriminaciones.

Un 14 de febrero, hace 14 años, Paola y Enrique empezaron a reírse de sí mismos y el uno del otro. “Juntos, tomados de la mano caminamos por los senderos en una tarde maravillosa, con cada paso que dábamos, la tierra se hacía más fértil”, recordará el protagonista con la distancia traidora del tiempo transcurrido. “En ese momento llegamos al filo río y, de pronto, ella me dijo: ‘joven, quédese lluchitico’”.

Historia de un colectivo con color

Azul profundo nace en septiembre de 2003, de la mano de Santiago Naranjo. A lo largo de los años se ha caracterizado por capacitar y formar a un grupo de actores que han desarrollado una línea teatral propia. El grupo ha puesto en escena reconocidas obras de Molière, Peter Ustinov, Jardiel Poncela y Román Sarmentero, así como creaciones originales, muchas veces inspiradas en hechos reales, como es el caso de Hasta que la muerte nos separe.

Han participado en festivales a escala nacional e internacional, realizado y formado parte de cortometrajes y largometrajes. (I)

Datos

Hasta que la muerte nos separe es una adaptación de las obras: Pareja segura, Noctámbulos y Me stressas. Contiene bailes, como el que dejaron en la memoria del cine los actores John Travolta y Olivia Newton-John en la película Grease, de 1978.

Las funciones se darán los días 15 y 16 de julio, en el Centro Cultural Casa Toledo (Toledo N24-678 y Coruña, en La Floresta).

La farsa indaga, a partir de la historia de Enrique y Paola, sobre los elementos intangibles que forman la esencia de una pareja y profundiza, a través del humor, en temas como el matrimonio y la intimidad.