Muere Harold Bloom, el último gran crítico literario
El crítico literario estadounidense Harold Bloom defendió el canon literario occidental, concepto que describe a las obras de Franz Kafka, Geoffrey Chaucer o William Shakespeare, por lo que fue censurado.
Detractor de las minorías, fue criticado por enaltecer solo a autores blancos (http://tinyurl.com/yc35zb9t) y su fallecimiento fue confirmado al diario The New York Times por Jeanne Bloom, su esposa, este 14 de octubre de 2019. Ante quienes lo cuestioban, Bloom respondía que los críticos multiculturalistas, feministas, marxistas o neoconservadores forman “la Escuela del Resentimiento”.
Trabajó en la Universidad de Yale durante 60 años y no había pasado una semana de su última clase allí hasta la hora de su muerte. Escribió una veintena de obras de crítica, incluso religiosa, y se hizo reconocido a escala mundial por El canon occidental.
Se trata de una selección, con tono académico, de 26 autores imprescindibles de occidente (23 hombres y tres mujeres: Jane Austen, Virginia Woolf y Emily Dickinson). En el Libro de J sugirió que fue una mujer quien escribió parte del Antiguo Testamento.
Para él, quien fue uno de los más reconocidos críticos de su generación, ese oficio requiere “un profundo conocimiento de la filología, del griego y del latín, del provenzal y del hebreo, además de las lenguas romances, y la historia del idioma inglés”.
Decía que “la gente ignora estas cosas, y no parecen preocuparles” y les repetía a sus alumnos que “se aíslen cuando un poema o un pasaje de prosa los encuentre o los enaltezca hasta el conocimiento, y lean en voz alta, canten hasta que lo posean, lo hagan suyo de memoria”.
Consideró a Miguel de Cervantes y a Shakespeare los autores occidentales primordiales, “al menos desde Dante, y ningún escritor posterior los ha igualado: ni Tolstói, ni Goethe, Dickens, Proust o Joyce”.
Pero con ese criterio, en Genios, un mosaico de cien mentes creativas y ejemplares, había incluido a tres plumas latinoamericanas: Alejandro Carpentier, Jorge Luis Borges y Octavio Paz. A los dos primeros ya los tomó en cuenta en El Canon..., en el cual también había destacado a Pablo Neruda.
“Nunca he escrito un poema porque no puedo olvidar que yo mismo soy una encarnación de la memoria”, dejó escrito el hombre que, por su memoria fotográfica, podía leer 400 páginas por hora. (I)