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"Hace falta una educación más plural y mestiza"

El discurso de conformación de la nación, educación y progreso iba de la mano. Obra de Juan Manosalvas.
El discurso de conformación de la nación, educación y progreso iba de la mano. Obra de Juan Manosalvas.
Foto: cortesía
11 de enero de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

Alexandra Kennedy Troya (Liverpool/Cuenca, 1954) ha escudriñado,  durante 30 años, en archivos y memorias sobre el arte y la arquitectura republicana y moderna de Ecuador, principalmente entre 1840 y 1930, período que considera poco conocido en la historia.

A través de distintos ensayos, desperdigados en publicaciones académicas e informes arquitectónicos, Kennedy Troya intenta comprender las dinámicas culturales y las formas en la que se construyó la nación en el siglo XIX y principios del XX. Como una manera de resistirse al olvido de sus investigaciones, y considerando que gran parte de su labor es ‘desconocida’, decide recopilar aquello que valora en un libro al que reconoce como “la forma más idónea para llegar a un público universitario o interesado”.

Élites y la nación en obras. Visualidades y arquitectura de Ecuador 1840-1930, obra que agrupa ensayos e investigaciones que por 3 décadas trabajó Kennedy Troya, fue publicada en 2016 en un esfuerzo mancomunado entre el Núcleo de Azuay de la Casa de la Cultura y la Universidad de Cuenca, institución en la que fue la primera docente titular de la Facultad de Arquitectura. Es, también, la primera mujer  historiadora de arte en el país.

Este grupo de ensayos ganó el premio de ‘Teoría, Historia y Crítica de la Arquitectura, el Urbanismo y Paisaje’, de la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, tras el fallo del jurado conformado por Víctor Pérez Escolano, Stefano Storchi y Diego Hurtado.

En el acta del jurado se dijo que “el número de premios establecido en las bases del concurso resultó escaso frente a los trabajos que lo hubieran merecido”.

En su libro, Kennedy dice alejarse de forma consciente de un tipo de historiografía ‘pictocentrista’, a cambio de aproximarse a una reflexión donde lo ‘visual’ o ‘espacial’ aparece como una problemática en sí misma y como parte fundamental de la narrativa visual de la nación,  articulada a distintos ejes de acción: la ciencia, la política, la religión, el patrimonio, entre otros.

La autora establece cinco apartados: Élites y narrativas de la naturaleza; Redes políticas, circulación de imágenes y coleccionismo; Educación artística y formación del ciudadano patriota; Imaginarios decimonónicos sobre la Colonia; y Patrimonio arquitectónico y nación.

En la obra de Kennedy Troya se establece el barroco como una dinámica que se mueve en el tiempo y que aparece como un tipo de ‘mentalidad’ que está presente a lo largo del siglo XIX. Preocupaciones como “lo indígena” o “las antigüedades”, explica, “se resuelven en claves nacionales y son el punto de arranque de mis reflexiones sobre el tipo de cultura material de un imaginario nacionalista que se debía ejercer”.

Kennedy considera que deben mirarse las distintas etapas de la historia de manera diferenciada, no como una masa. Apunta: “Una cosa es el siglo XVI y otra el XX. En cada período el indígena ha sufrido discriminaciones de distinto tipo, pero hay que asumir que las noblezas indígenas no fueron maltratadas como nosotros pensamos. Cuando esa nobleza va cayendo o, de alguna manera, es menos reconocida como tal, es en el siglo XIX”.     

Desde esta noción Kennedy mira cómo la historia se construye por las élites que se van formando con el paso del tiempo. Primero, en el cruce entre los españoles y la nobleza indígena y, posteriormente, en la Colonia, con la jerarquía de la nobleza local criolla, lo que genera que “los indígenas estén en un puesto mucho más preocupante”.

La investigadora considera que la construcción histórica de la nación y los discursos de la identidad, a  partir de los cuales se establecen jerarquías entre indios, mestizos y blancos, aún tienen espacio en las formas en las que se repasa la historia en educación.

“Uno de los problemas más fuertes es la ausencia de una revolución en términos educativos. Colombia es nuestro vecino y ellos son un buen ejemplo en cuanto a la forma en que se han reafirmado y reinventado como una nación mucho más plural y mestiza”.

La autora opina que en el país la educación “ha sido sumamente triste, pobre, ha estado adoptada casi siempre por la Iglesia y esta ha estado siempre cerca de la conducción del país a través de las élites (...). Creo que habría un cambio fenomenal si realmente las mallas curriculares no se llenaran de discursos desde el Estado”. (I)

Datos

Hoy y mañana, el Colegio de Arquitectos de Ecuador, provincial Pichincha, y la Comisión Organizadora de la BAQ2016 presentarán el reconocimiento y exposición de los proyectos nacionales ganadores.

Las presentaciones se realizarán en el auditorio del CAE-P, con la presencia de los autores de cada obra, quienes expondrán sus proyectos ganadores.

En el libro Élites y la nación en obras. Visualidades y arquitectura de Ecuador, la historiadora de arte recopila ensayos, investigaciones y proyectos a través de cinco apartados: Élites y narrativas de la naturaleza; Redes políticas, Circulación de imágenes y coleccionismo; Educación artística y formación del ciudadano patriota;  Imaginarios decimonónicos sobre la Colonia; y Patrimonio arquitectónico y nación.

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