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Hoy empieza una residencia con gustavo lecce y el 17 de junio inicia el festival

"Hace falta agresividad en la formación de danza"

El colectivo Danza en la Calle, de Cuenca, participará en esta edición junto a otros de España, Alemania y Suiza.
El colectivo Danza en la Calle, de Cuenca, participará en esta edición junto a otros de España, Alemania y Suiza.
Cortesía
01 de junio de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Fragmentos de Junio sobrevivió a su edición número XIII (el año pasado). El festival superó el mal augurio con el que concibe el judaísmo a aquella cifra —trascendental en la cultura occidental— y se acogió más a la interpretación que le dan las brujas al número que prima en sus aquelarres, según sugiere Mario Suárez, uno de los integrantes de Zona Escena, la agrupación organizadora del evento. “En esta reunión de hechiceras, el 13 se interpreta como muerte y en su sentido oculto representa al cambio, para los germanos el 13 está vinculado a la diosa Freya, que se identifica con el amor, belleza y fertilidad”, dice Suárez en el blog de memorias de Fragmentos.

Más allá de las superticiones, la edición XIV llega para consolidar Fragmentos de Junio, con Jorge Parra a la cabeza, se plantea tomar —nuevamente— el centro de Guayaquil desde sus espacios públicos: el pasaje Illingworth y la Plaza de Artes y Oficios. Además, buscan generar un circuito para espectadores entre teatros formales y alternativos, pues en las sedes de este año están la Casa de la Cultura hacia el este de la avenida 9 de Octubre y El Altillo, hacia el oeste de la misma calle.

Este año el encuentro retoma su interés en incluir un proceso formativo en esta edición. El primer paso fue generar un espacio de laboratorio de creación con algunos fundamentos técnicos, teóricos y prácticas de la composición coreográfica, denominado ‘Nuevos coreógrafos’. En este participan noveles que han incursionado en el teatro o la danza para trabajar en un proceso de creación. Tras teorizar y hacer algunas investigaciones, 6 artistas escénicos presentarán sus primeras composiciones durante la inauguración del festival, el 17 de junio. El formato es similar al trabajo que la corporación Zona Escena lleva en el espacio llamado ‘Primer Piso’: intervendrán sitios de El Altillo (un espacio cultural reciente que también es casa) sin modificarlos. A partir de esta escenografía orgánica los creadores propondrán un diálogo con el lugar y su cuerpo.

A esta propuesta se sumaron los artistas escénicos Mario Suárez y Vanessa Guamán, quienes tienen un camino recorrido en creación. “Los demás vienen con poca experiencia, otros con ninguna y a partir de estas posibilidades diversas, de conocimientos distintos, quisimos generar una creación, un diálogo con el espacio que tiene cada cuerpo, con el mismo coreógrafo y la interacción que va a tener el público en la puesta en escena”, dice Jorge Parra. Estas propuestas se presentarán durante el inicio del evento.

A esta iniciativa de consolidar espacios para la formación de creadores se suma la residencia con el coreógrafo argentino Gustavo Lecce. Esta sería una apertura al festival y una manera de reafirmar los espacios de formación que plantea Fragmentos de Junio al gremio de la danza nacional. Esta residencia inicia hoy con la participación de artistas de Ambato, Cuenca, Quito, Manta y Guayaquil en un lugar convencional para la formación de danza, la Escuela de Ballet de la Casa de la Cultura.

“Ecuador necesita creadores. A pesar de que se están generando nuevos espectáculos, espacios alternativos y creaciones pienso que todavía la danza contemporánea en la ciudad adolece de la ausencia de procesos creativos más amplios”.

Parra agrega que el método constante que requiere la danza en formación ha sido relegada a las academias de ballet. “Lugares que con falencias y procesos que podrían debatirse tienen estructuras académicas. La danza contemporánea aún no cuenta con esos espacios de creación bien sustentados y con un rigor coherente para un bailarín profesional. Hay grupos que están generando una suerte de solistas de pequeños formatos. Y en una ciudad como Guayaquil hace falta más agresividad, y está haciendo falta entrar en esa sintonía creativa”.

El artista y gestor cultural da cuenta del crecimiento de espectáculos de pequeño formato y la ausencia —cada vez más común— de propuestas de mayor alcance que, si se hacen, toman adaptaciones clásicas, como el proyecto que se gesta para montar ‘El Quijote de la Mancha’ o ‘Romeo y Julieta’. “Pienso que no tenemos la necesidad contemporánea de hacer las mismas obras, pero sí necesitamos hacer espectáculos de formatos diversos. Necesitamos que la danza se instale en la creación, generando procesos escénicos completos y formativos adecuados”.

En ese sentido, el festival ha buscado generar nexos con quienes concentran la formación de danza en la ciudad y ha llegado a todos los públicos, con grandes formatos de danza contemporánea. “Este año buscamos estar más cercanos al transeúnte, al público potencial de la calle que a veces no tiene acceso a las salas de teatro. Queremos llegar a las academias, pero es difícil porque quienes las integran no se acercan, hay festivales, pero no van, están más cercanos a concursos de medalla.

Creemos que este festival, como el que lleva Nathalie Elghoul en La Fábrica u Omar Aguirre deben tener como meta llegar al público de los bailarines, que es un público complejo”, considera Parra. (I)

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