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El Telégrafo
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Con el uso de documentación de hace 30 años, el argentino recrea el presente de los damnificados

Gustavo Germano fotografía la ausencia

El autor parte de las comparaciones entre las fotografías de archivo de familiares y amigos. Las recrea y hace notorio el paso del tiempo y la ausencia. Foto: Gustavo Germano
El autor parte de las comparaciones entre las fotografías de archivo de familiares y amigos. Las recrea y hace notorio el paso del tiempo y la ausencia. Foto: Gustavo Germano
21 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Tras 32 años de haber acabado la dictadura argentina, la ‘Ausencia’ hace presencia. Así se titula una serie fotográfica de Gustavo Germano.

Su idea parte de la búsqueda por las imágenes que quedaron de los 30.000 detenidos, desaparecidos y asesinados por la última dictadura militar argentina, entre 1976 y 1983.

El fotógrafo resalta las diferencias entre las situaciones y escenas que eran cotidianas antes de la desaparición. ¿Cómo son esas personas hoy? ¿Cómo son los espacios que escogieron para fotografiarse?
Germano utiliza fotografías de álbumes familiares de habitantes de la provincia de Entre Ríos; hace repetir las situaciones en los mismos lugares. El familiar o amigo ocupa el mismo lugar en el que se encontraba en la fotografía 30 años atrás, quedando en el sitio donde debiera estar el cuerpo ausente, donde no queda nada.

“Son fotografías casi siempre en situaciones alegres, contrapuestas con las actuales, que si bien carecen de la espontaneidad y frescura de los originales sí tienen una carga simbólica muy fuerte, puesto que marcan cómo ha cambiado el que está y cómo podría haber cambiado el que no está”, explica Gustavo Germano en una entrevista.

El experimento del fotógrafo argentino podría ser aplicado a otros tantos países de América Latina, que durante la década de los 70 y 80 atravesaron procesos dictatoriales. Por su parte, Germano empezó a hacer fotografías en Brasil, con las víctimas que dejó la dictadura entre 1964 y 1985.  

Representar la ausencia ha generado una serie de propuestas artísticas. En el libro El siluetazo, Ana Longoni y Gustavo Bruzzone recopilan varias de estas tendencias artísticas trabajadas desde distintos movimientos de derechos humanos en Chile y Argentina.

En la recopilación de esta obra ganan terreno las fotografías y las siluetas como parte de las representaciones.            

Longoni señala que desde los comienzos de la dictadura, las Madres de Plaza de Mayo idearon recursos simbólicos que las identificaran y las cohesionaran como grupo a la vez que hicieran visibles su existencia y su reclamo ante los familiares de los desaparecidos, la sociedad argentina y la comunidad internacional.

El Siluetazo señala uno de esos momentos excepcionales de la historia en que una iniciativa artística coincide con la demanda de los movimientos sociales y toma cuerpo por el impulso de una multitud.

El hecho implicó la participación, a pesar del amenazante operativo policial, de cientos de manifestantes que pintaron y pusieron su cuerpo para bosquejar siluetas que representaran ‘la presencia de una ausencia’, la de los miles de desaparecidos.

El trabajo fotográfico de Germano fue compilado en un libro, en cuyo prólogo Horacio Verbitsky asegura que “más que los juicios penales, las investigaciones periodísticas o los ensayos filosóficos, el arte da cuenta del vacío lacerante que la ausencia inexplicable provoca”. En las redes sociales se ha viralizado como un testimonio de la historia de América Latina. (I)

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