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Grado Cero reflexiona sobre la influencia equinoccial en la producción de cultura

Esteban Ponce (izquierda) presentó junto con los docentes Jorge Gómez y Fabián Mosquera la publicación.
Esteban Ponce (izquierda) presentó junto con los docentes Jorge Gómez y Fabián Mosquera la publicación.
Foto: cortesía
21 de marzo de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

Esteban Ponce Ortiz, experto en literatura latinoamericana, reúne en la publicación Grado Cero a 15 investigadores, escritores y académicos, quienes, a través de distintos ensayos, piensan la forma en que influye la condición equinoccial de Ecuador en la producción de cultura.

“¿Hay alguna fuerza lingüística, geofísica o de cualquier otro orden detrás de esa línea imaginaria, que actúe sobre la producción de cultura en la República de Ecuador?”, se pregunta Ponce.

La condición equinoccial de Ecuador parecería, según Esteban Ponce, limitarse a representar al país desde la mitad del mundo, como lo hace el monumento de San Antonio de Pichincha o las indagaciones sobre lo que fue la primera Misión Geodésica francesa. Para el autor, esta circunstancia puede dinamizarse desde una visión intercultural sobre lo equinoccial y los discursos que se producen allí.

La situación geográfica del país, sobre una línea imaginaria a la cual debe su nombre, ha servido para la ficción y las artes. Su evidencia está en las pinturas de Frederic Church hasta las propuestas de arte contemporáneo en la Antártida, de Rosa Jijón, al representar con una tela roja la línea de Ecuador en aquel territorio inabarcable.

Grado Cero

Es la sexta publicación de la editorial de la Universidad de las Artes.

Obras de literatura, como Moby Dick, de Herman Melville, o El nombre de un amor imaginario, de Jorge Velasco Mackenzie, representan visiones de la equinoccialidad.

“Las múltiples interrelaciones entre personajes reales con los de ficción, y las de todos estos con los objetos culturales propios de la equinoccialidad terminan por producir un universo inagotable de lo simbólico ecuatorial”, indica Ponce. Cita como ejemplo la relación que existe entre los escritos científicos de Paul Rivet en la primera mitad del siglo XX y cómo el poeta Jorge Carrera Andrade los lleva al terreno literario con los mitos prehispánicos en Camino del sol.

“A pesar de todos los cruces simbólicos que persisten en la historia,  el universo de la Academia no ha pensado tanto en el tema de la equinoccialidad por considerar que es un espacio para la reflexión no muy profundo, que no da para eso. Creo -sostiene Ponce- que el libro evidencia que hay muchos académicos participando”.

“Desde el cine, como el ensayo de Lizardo Herrera, o el mito de las yumbadas del que habla Karina Borja, cada uno de los académicos que participan en este libro están tocando un tema que nunca se ha abordado desde este universo. Nadie lo reflexiona académicamente”, dice Ponce, quien alude que el terreno para su indagación ha sido a partir de objetos específicos, como el detalle con el cual se revisa la Misión Geodésica.

“Difícilmente esos mismos historiadores han trabajado otros espacios para ver las relaciones historia- literatura y cómo esto genera nuevas posibilidades de pensamiento (...). La academia ha sido muy disciplinaria. Ahora es mucho más interdisciplinaria. Entonces sirve para romper las fronteras de la ciencia y es más deseable pensar algo desde distintos puntos de vista, sin la pretensión de que haya una verdad absoluta”. Y añade: “Se pretende que esta publicación sea una nueva búsqueda sobre lo equinoccial, no como el rasgo de una identidad fija que se pretende desenterrar, sino como el eje básico de un proceso identificatorio”.

El dramaturgo manabita Nixon García explica que antes de incorporarse a la lista de autores de este libro, lo equinoccial era un sinónimo de andino. “Es la idea que se nos ha vendido”.

“Pero empecé a ver que había una línea, como un cordón umbilical, a la cual sin tener conciencia se iba adhiriendo a la actividad que estoy desarrollando en el teatro.

Cuando empezamos a ver el teatro empíricamente, esa visión de lo equinoccial nos fue nutriendo, fuimos descubriendo que estaba presente en nuestra búsqueda teatral, en nuestro trabajo intuitivo, en la concepción antropológica y narrativa de nuestras obras”, acotó en la presentación de Grado Cero, el pasado jueves, en la Universidad de las Artes (UArtes), institución que publicó el libro.

“Para mí fue una revelación hallar un camino transitado y mirar hacia atrás, ver que esas huellas de lo equinoccial estaban allí y que hay líneas que no sabía que se encontraban debajo de mis zapatos, de mis pies”, señala el dramaturgo.

El libro se integra a los otros seis trabajos que ha publicado la editorial de la Universidad de las Artes, en ensayo, poesía, novela, revista de cine y catálogo de arte. El 20 de abril se lanzará la publicación en el Fondo de Cultura Económica, en Quito. (I)

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