El artista quiteño Diego Gortaire viajó con parte de su colección sobre volcanes en la maleta, desde Alemania, país en el que reside hace más de 17 años, para inaugurar ‘Magma’, en Guayaquil.

Alexander von Humboldt se cuestionaba sobre el paisaje andino ecuatoriano en el que se impone la fuerza de los volcanes: “Cómo puede la gente dormir a los pies de un volcán tan activo y bailar música tan triste”.

Para Gortaire la lava representa la sangre de la tierra y la forma en la que se mueve en su interior. En ‘Magma’, que presenta el artista quiteño hasta el próximo 8 de noviembre, en el MAAC, se exhiben en varios cuadros lo que serían los paisajes internos de la tierra.

“Creo que dentro del cuerpo humano la sangre es como la lava que a veces nos hace mover, sin embargo estando en calma está en movimiento”, comenta Gortaire.

Los cuadros de distintos formatos son parte de una colección que tiene más de 8 años, denominada ‘Homenajes’. Presentarla en el país cuando hay 2 volcanes activos (Cotopaxi y Tungurahua) es una coincidencia. Estos están trabajados en lienzo con tinta china, con herramientas de odontología y metal para raspar el papel. Predominan el rojo y el negro, que según Gortaire determinan a los otros colores.

La tinta china para el artista es según la filosofía china, una forma de representar los cuatro elementos: la tierra es el papel, el agua moja al papel, la tinta entra y fluye con el agua, esa es la tierra y el aire es el soplo porque se puede expandir la tinta. Ese es el aire.

Gortaire se identifica con la tinta china por considerar que es uno de los materiales más espontáneos para la pintura, a pesar del estigma de su uso exclusivo para el dibujo y la caligrafía.

La muestra integra collages como aquellos trabajados a partir de reproducciones originales de rostros del pintor Sandro Botticelli, combinados con el trabajo del artista para descontextualizar la imagen. “Es una mezcla de lo clásico con lo abstracto y lo moderno”, explica. (I)