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Gloria, una analogía de la libertad (VIDEO)

Paulina García protagoniza a Gloria. Aquí en una de las escenas del filme. FOTO: TOMADA DE RODANDOCINE.COM
Paulina García protagoniza a Gloria. Aquí en una de las escenas del filme. FOTO: TOMADA DE RODANDOCINE.COM
19 de mayo de 2014 - 00:00

Gloria (Paulina García) está buscando su escena principal en la vida, luego de que su familia la dejó como coprotagonista de las que fecundó. A sus 58 años intenta vencer la soledad que le quedó de su matrimonio roto hace 12, quizá antes,  junto a todas las ganas de explorar su libertad con cada una de las situaciones que se le presentan.

Gloria vive sola, tiene un trabajo de oficina, una señora que la ayuda con la limpieza y la mira con asombro cada que avanza en su cotidiana forma de salir de la rutina, y completa su tiempo rodeada de gente. Frecuenta un salón de baile para adultos. Ahí, en medio de la perorata de los conocidos, conoce a Rodolfo (Sergio Hernández), un hombre jubilado, mayor que ella.

La seduce la idea de atraer a alguien y se deja seducir. Luego de pasar una noche juntos retoman las conversaciones. Gloria intenta completar con Rodolfo esa vida amorosa que había perdido y que el resto de su familia consolidaba de alguna manera.

Aprovecha una reunión familiar para presentar a Rodolfo como su pareja, reencontrarse con su exesposo, su nueva compañera y sus hijos. Recapitulan el pasado, se cuestionan las posibilidades de haberlo enfrentado de una manera distinta. Esa misma noche, sin aviso, Rodolfo desaparece, no contesta las llamadas y ella, indecisa, intenta dejar de lado su romance pero no puede hacerlo con su insistencia.

Lo vuelven a intentar, pero esta vez Gloria se hace más cuestionamientos sobre su vida y las posibilidades que tiene de hacer la suya con él y sacarlo de sus propias ataduras. A pesar de todos los cambios que Rodolfo busca luego de haberse sometido a una gastroplastía no puede ser distinto.

Rodolfo está atado a su pasado como uniformado de la dictadura que vivió Chile bajo el mando de Augusto Pinochet (1973-1990). No puede desviarse, de la forma lineal en la que ha estado acostumbrado a manejar su vida, a pesar de que reconoce sus problemas matrimoniales, y dice que está divorciado, no concibe dejar de proteger a su familia para estar con otros, por estar con Gloria. Sus hijas, aún dependen de “papá” y él está imposibilitado de cambiarlo.

Es distinta, la dictadura dejó en ella secuelas de independencia, de una juventud que experimentó los límites y que a su edad, ya no existen y quiere arriesgarse a sobrepasarlos. Ahora ve las nuevas luchas de la juventud que la sucede, pero no deja la suya.

Gloria es la analogía de la libertad, es un monólogo en la que una mujer que siguió las reglas se descubre a sí misma.

El personaje de Gloria es eficaz para otorgarle luz a las habilidades y formas de ser que no había descubierto, el espectador la acompaña en ese trayecto. 

Al final aprende que no solo a los hombres les gusta jugar a la guerra y busca su propia victoria.

La trama de la película de Sebastián Lelio, que está en las carteleras de Quito y Guayaquil, no se escapa de encapsular la política chilena y sus secuelas. Va más allá de abordar la vida de una mujer madura y de presentar los miedos que llegan.

Gloria, a pesar de la soledad que le queda y que es la opción por la que se decide, no termina siendo un  personaje triste. Es más bien un personaje de poder, guiado por afrontar, y a la vez, eludir la realidad. Gloria es un experimento  de la independencia que se rebasa a sí misma.

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