Francisco Burgos tocó en muestra pictórica
El pasado 7 de julio se abrió una nueva exposición en el Museo Luis A. Noboa Naranjo, que contó con la intervención de un guitarrista clásico guayaquileño. Se trató de Francisco Burgos Freile, que es el fundador de Reminiscent Bell Inc., empresa que aprovecha el Internet para difundir lecciones de guitarra clásica para público de múltiples países; además de ser un concertista que se ha presentado en escenarios de Estados Unidos -incluida sus televisoras y emisoras radiales- y otras partes del mundo.
Relata que su carrera artística inició cuando vivió en España y momentáneamente viajó a EE.UU., a Miami y luego a New Jersey, para dictar clases de música en el Glassboro State College. El interés por la guitarra clásica ya lo tenía desde que a los 13 años comenzó a tocar ese instrumento y luego, al estudiar en Nueva York una carrera ajena a la música, se acercó a las interpretaciones clásicas como las de Andrés Segovia, lo que le gustó para estudiarlas a la par. La decisión de tomarse en serio sus estudios musicales lo llevó a acudir al Conservatorio Real de Música de Madrid, donde terminó la carrera y lo emocionó que fuera Narciso Yepes, la personalidad de la música española que se acostumbraba a tener en los tribunales de grado, quien le entregara su reconocimiento de haberse graduado con honores, otorgado por unanimidad del jurado.
Nunca pensó que al terminar la carrera de guitarra clásica el tema de la música se acababa, sino que aunque lo calificaran de maestro sabía que siempre debe estar aprendiendo y con cada pieza nueva, trabajarla. “No es solamente aprender la parte mecánica de la obra, sino que con el tiempo, cuando la parte mecánica va madurando, es cuando empiezas ya a ver la parte de la interpretación, que es la más difícil; tratar de captar el espíritu de esa pieza, de la forma que tú lo ves”, explica.
Después de ese premio en Madrid, e incluso mientras estudiaba en esa ciudad, tomaba clases magistrales con el ya fallecido intérprete español José Tomás, que era el asistente de Segovia en los cursos que se daban en Santiago de Compostela y tenía su cátedra en el Conservatorio de Alicante –allí Burgos iba los veranos-; con José Luis Rodrigo; con su profesor Demetrio Ballesteros, y a cursos de perfeccionamiento con otros músicos. Sin embargo, ya daba conciertos mucho antes de graduarse, para entrar en el círculo de dar conciertos porque considera que si a uno le gusta su instrumento, tiene que tocarlo en público.
La composición le vino como a cualquier intérprete, por el interés de tocar algo creado, algo propio. Siempre escribía algo y desde los 80 compuso una pieza con desarrollo, medio y fin que al sentirla lista lo incentivó a escribir otra; sigue componiendo y en su más reciente recital en Guayaquil tocó su obra Tropical Night. Actualmente tiene unas veinte composiciones largas y piezas cortas que utiliza, incluso de 30 segundos, lo que implica tener un desarrollo, un principio y un final que requieren de un control del ritmo, lento o rápido, que domine la melodía.
Dicta clases privadas en Miami, donde reside, a estudiantes de todas partes del mundo, algunos que incluso se han quedado y ya tienen 5 ó 6 años recibiendo clases con él o prepara a algunos interesados en ingresar a las carreras de música universitarias. Su última visita al Ecuador la considera un honor porque hace 18 años que no venía a Guayaquil, cuando estuvo por 2 días solamente, y la última vez que tocó en el país fue a mediados de los 80. Su próximo concierto será en Coral Gables, Florida.
La música ha ganado un espacio de difusión
En Internet desde 2004 Francisco Burgos ofrece cursos grabados o en línea, para aquellos que se suscriban por 6 meses o un año y sigan renovando esa suscripción. Poco a poco se está trabajando las clases en vivo, para aumentar más la capacidad de cumplimiento con los estudiantes que ya siguieron el video Curso de guitarra clásica para principiantes.
En ese taller se incluye 43 lecciones suyas pregrabadas, en las que habla en inglés –aunque ya planea sacarlas próximamente en español- para llegar a públicos de Rusia, China, Japón o que hablen inglés. Aun los que desconocen el idioma las siguen porque pueden ver de qué se trata y seguir los movimientos de manos para lograr los diferentes acordes o sacar buen sonido.
También hay unas quince piezas grabadas, más largas, que son un complemento a las lecciones para principiantes, que el estudiante las compagina con las clases a medida que va avanzando, según el grado de dificultad que tenga la ejecución. Mediante Skype también empezará a dictar clases.
Los últimos 3 años, e incluso a su regreso a EE.UU., trabaja en la grabación de videos para Internet, de varias de las piezas que toca, siempre cuidando que haya un buen sonido y buena imagen con buena composición.