Mayo del 68 transformó el espíritu intelectual, cultural y político del siglo XX
"Corre camarada, deja el viejo mundo detrás de ti", escribían en 1968 los manifestantes en las paredes de la Universidad de la Sorbona en París. Cincuenta años después, esa época sigue estando asociada a un importante cambio cultural y social, a veces cuestionado.
"Mayo del 68 fue un gran avance democrático y liberal -en el sentido político y cultural de la palabra: se atacó la discriminación en todas sus formas", explica Henri Weber, un exmanifestante y exlíder de la Liga comunista, que se convirtió en senador y diputado europeo en las filas socialistas.
"Fue también un gran empuje hedonista, contra el puritanismo y la moral rigorista", añade Weber. "Se refutaron todas las formas de ejercicio autoritario del poder, no la autoridad sino el autoritarismo", apunta.
Porque en la Francia del general De Gaulle, a pesar de la ola yeyé entre los jóvenes 'baby boomers', la sociedad sigue siendo "tradicionalista, rigorista y represiva". "En el 68, la juventud se libera de esa camisa de fuerza", dice Weber.
El movimiento abarcó varios países. Comenzó en Estados Unidos a principios de la década de 1960 y culminó con la oposición a la Guerra de Vietnam. En Europa del Este hubo un rechazo al comunismo soviético. Praga vivió en 1968 una breve "primavera".
El auge del feminismo
Pero en Francia, Mayo del 68 tuvo una importancia particular, con entre 7 y 10 millones de huelguistas, manifestaciones estudiantiles y barricadas en el corazón de París.
Y la onda expansiva de ese movimiento se sintió en los años posteriores: "En los diez años que siguieron se pasó de una 'izquierda generalista' a 'izquierdas especializadas': feminista, homosexual, ecologista, regionalista, anticonsumista, etc.", explicó al semanario L'Express el historiador Pascal Ory.
La socióloga Julie Pagis subraya los avances en los derechos de las mujeres.
"A partir de la década de los 70, como herencia de los eventos de Mayo 68, hubo un auge de los movimientos feministas (...). Estas movilizaciones cambiaron radicalmente los derechos de las mujeres, sobre todo con la ley" de 1975 que legalizó el aborto, señala.
Mayo del 68 fue una "toma de conciencia" para las mujeres que "comenzaron a cuestionar las relaciones de pareja y de dominación".
En 1968, "se escuchaba 'nosotras las mujeres tenemos derecho a hacer el amor'", explica Joëlle Brunerie-Kauffman, ginecóloga y feminista.
Otro "avance", añade Julie Pagis, fue en el ámbito de los "derechos de los trabajadores". A finales de mayo se firmaron acuerdos entre el gobierno y los sindicatos que ratificaron la llegada de estos últimos a las empresas, además de un aumento del salario mínimo del 35%.
¿La deconstrucción de Mayo del 68?
El cuestionamiento del orden establecido provocó también cambios en la educación, "reproductora de desigualdades".
"Gracias a Mayo del 68 hubo una importante evolución del sistema universitario y pedagógico en Francia. Antes, en las universidades las clases se impartían en grandes anfiteatros y solo el profesor tenía la palabra, después se introdujeron clases más pequeñas donde los estudiantes podían participar. Es un logro extremadamente fuerte que se pensaba que nadie cuestionaría", afirma Pagis.
Pero no fue así... En 2007, el expresidente conservador Nicolas Sarkozy criticó la herencia de Mayo del 68, movimiento al que acusó de haber "liquidado la escuela del mérito y del respeto" y "sentado las bases del capitalismo sin escrúpulos ni ética".
El filósofo Luc Ferry estima también que el 68 preparó el terreno al capitalismo. "El movimiento no estaba en contra de la sociedad de consumo, pero a favor de ésta", estima, citando algunos de los eslóganes de la época: "Disfrutar sin obstáculos", "Bajo los adoquines, la playa"... "Había que destruir los valores tradicionales para que el capitalismo globalizado floreciera", señala.
Esas voces buscan atribuir "todos los males de la sociedad" a Mayo del 68, refuta Pagis.
"Lo que ha sucedido en muchas de nuestras sociedades desde entonces se produjo en contra de Mayo del 68", estima Weber.
"El individualismo democrático de izquierda, que de ninguna manera se oponía a lo colectivo, se volvió conservador-liberal después del colapso de la utopía comunista (...) Cuando se desvanece la representación de una sociedad alternativa, te repliegas sobre ti mismo".
El fracaso de Mayo del 68 es que hoy "ya no hay utopías", concluye. (I)