"Frágil Genealogía" mira hacia adentro de la sociedad
María José Argenzio (Guayaquil, 1977) dice que se volvió como loca junto a su familia cuando se le ocurrió buscar 25.000 monedas de un sucre para ponerlas en una urna cubierta de pan de oro.
Encontró las primeras monedas en el Mercado de Las Cuatro Esquinas, de Guayaquil. Las últimas las consiguió por medio de un amigo del director del Museo Numismático de Quito.
Cuando reunió todas construyó “25.000”. El nombre de la obra responde al monto de cambio del sucre con respecto a un dólar, hacia 1999, cuando se dolarizó la economía ecuatoriana.
Esta pieza, que podría simular el sarcófago de una moneda muerta, es parte de la exposición Frágil Genealogía II, que será inaugurada esta semana.
También es una de las obras que más les gusta a los “millennials” ecuatorianos que la vieron en 2018 en la primera edición de esta muestra. Quizás por ello ha intentado que se exhiba en el Museo Nacional (MUNA) de Ecuador sin obtener respuesta.
Las monedas están dentro de una urna de cristal construida sobre madera de guayacán, muy utilizada en la Colonia. Hay una intención expresa de que los visitantes se inclinen sobre una moneda “que no tiene valor, que no se valorizó y se cambió”.
La muestra compila sus creaciones entre 2010 y 2019. Estará abierta hasta el 24 de noviembre con una serie en la que Argenzio plantea las diferencias de clases, “abre un espacio de crítica a la construcción de las identidades poscoloniales y busca revelar, desde las prácticas artísticas, la pervivencia del orden colonial”, de acuerdo a la revista Artishock.
La señora principal se representa con una peluca recubierta de pan de oro, que hace alegoría a la imagen de Felipe V, Rey de España, acuñada en una moneda de oro usada por la realeza.
Argenzio recuerda que el término “pelucón” viene de Francia, cuando la clase alta usaba este atuendo como símbolo del poder económico. Recuerda que fue retomado por el expresidente Rafael Correa para referirse de forma peyorativa a las clases sociales altas.
“Ambas piezas (La señora principal y 25.000) tienen que ver con momentos políticos y económicos del Ecuador que nos han llevado a estar donde estamos”, dice en un recorrido por la muestra antes de su apertura. Otra de las obras que integran Frágil Genealogía II forman parte de una investigación que inició en 2015 sobre la heráldica gentilicia, que interpreta escudos de armas de cada linaje, ciudad o persona a partir de su apellido.
“Siempre he querido estudiar la obsesión que tiene la sociedad por buscar una genealogía y un escudo europeo”. Piensa que este fenómeno está bien impregnado en la sociedad ecuatoriana y en la guayaquileña específicamente.
Le inquieta sobremanera que la sociedad ecuatoriana sea “de copia y pega; que siempre está mirando hacia el norte e imitando lo que viene de afuera”.
“Creo en abstracciones y de esa forma hago una crítica hacia la sociedad, un llamado de atención a esta mentalidad colonizadora presente todavía en la sociedad ecuatoriana y latinoamericana, y este blanqueamiento que siempre se ha tratado de hacer en América Latina”, dice.
En esta exposición se presenta la pieza titulada ‘Saltatrás o Tornatrás’, una propuesta objetual y escultórica, que en lugar de enmarcar y perpetuar a un personaje, anula su función, para enfatizar en cambio la ostentación de su forma.
El curador Eduardo Carrera asegura que en esta exposición “la identidad ecuatoriana está muy cargada de mitos e historicidades; lo simbólico y lo material se entrecruzan”.
A María José le parece perfecto que Frágil Genealogía II se inaugure en estos momentos, luego de las manifestaciones registradas en el país, “porque ha habido discusiones sobre racismo y clasismo”. Le preocupa que los individuos puedan repensar sobre sus raíces y aquellos hechos y actitudes colonizadores que marcan su existencia, porque Ecuador “nunca va a ser un país del primer mundo si negamos quiénes somos”. (I)