El fomento estatal para las artes tendrá un solo rector

La Ley de Cultura generaría la institucionalidad del Sistema Nacional de Cultura, el cual estará dividido    —para fines de organización, sin exclusión el uno del otro— en dos grandes subsistemas. Uno es el de la Memoria Social y el Patrimonio Cultural y otro es el de Artes e Innovación. En este último está incluido uno de los puntales de la producción artística, que tiene que ver con  estímulos y auspicios asignados por el Estado ecuatoriano.   

El nuevo orden jurídico de la cultura nacional consiste, ante todo, en una reestructuración. El subsistema de Arte e Innovación incluirá a las Casas de la Cultura; al Instituto de Fomento a las Artes, la Creación y la Creatividad (IFAYC); y al Consejo Nacional de Cinematografía (CNCine), que se transforma en un instituto —con fines técnicos y organizativos— aunque puede conservar su nombre actual.

El Consejo Nacional de Cultura pasará a ser parte del IFAYC, que ya no solo administrará fondos (como el Foncultura), los cuales se liberarán en su Fondo de Fomento.

Este instituto también absorberá a las Subsecretarías de Artes y de Emprendimientos del Ministerio de Cultura y Patrimonio (MCYP) “en al menos un 80% cada una”, según le dijo a EL TELÉGRAFO Ana Rodríguez, la viceministra de esa cartera de Estado.

Los fondos concursables y las convocatorias similares desaparecerían e irían al instituto especializado, sin gerencias temáticas sino con Consejos Consultivos de las Artes. Hay 9 propuestas, en principio, por el MCYP: Artes vivas y escénicas, musicales y sonoras, literarias y narrativas, visuales, culturas digitales, de espacio público y diversidades, cultura viva comunitaria, entre otros. No se cierra la posibilidad de que se creen más, aclaró Rodríguez. Y en cada directorio de los consejos habrá delegados de las disciplinas, como aporte de cada sector para la gestión de fomento.

En cuanto al Fondo, que estará en la banca pública, el Ministerio definirá los lineamientos de su distribución, según formule una política pública a cumplir, a través de la ley. El IFAYC administrará esos recursos. En la Constitución de 2008 ya se estableció —en el artículo 378— que “el Estado ejercerá la rectoría del sistema (nacional de cultura) a través del órgano competente (el MCYP), con respecto a la libertad de creación y expresión, a la interculturalidad y a la diversidad; será responsable de la gestión y promoción de la cultura, así como de la formulación e implementación de la política nacional en este campo”.

Principios organizativos del Fondo

El subsistema incluye a la innovación porque estará articulado con el Código Ingenius, que tiene que ver con la educación y dispone preasignaciones al ser, la cultura, productora de conocimiento y fortalecedora de saberes.  

“Lo que hay en el CNCine (que administra un Fondo para el fomento cinematográfico) es un proyecto de asignación de recursos del presupuesto general del Estado y no un fondo propiamente dicho”, señaló Ana Rodríguez.

“La Ley de Finanzas Públicas prohíbe que haya fondos;  y en cultura hay que mantener el 5% de utilidades del Banco del Estado, más otros acuerdos sobre un porcentaje del ICE (Impuesto a los Consumos Especiales), de consumos audiovisuales por Internet, además de otros incentivos que están anclados a la Ley de Régimen Tributario —como la deducción de gastos por publicidad— más lo que el presupuesto general del Estado asigne, la cooperación internacional u otras fuentes”, enlistó.

La reglamentación específica del fondo para la cultura no se definirá en el articulado de cultura. Y el MCYP “se volverá un ministerio rector; un espacio de política pública, de regulación y control, que deje de hacer ferias y de suplantar lo que otra gente debe hacer”, dijo la Viceministra que ya ha señalado la “duplicidad de funciones” existentes entre varios organismos.

En la entrega de Fondos concursables ya se ha hablado de su descentralización, pues, hasta el año pasado, el Ministerio premió proyectos de acuerdo a la densidad poblacional de todas las provincias del país, de modo que las más pobladas, como Guayas y Pichincha, concentraron la mayor cantidad de eventos culturales.      

A esto se agregó que los proyectos y propuestas de festivales ganadores no fueron a Quito, como se hizo hasta 2014, para firmar el convenio con la Cartera de Estado para la realización de cada festival, todo según criterios de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades). (I)