El ensayista fue condecorado con el Premio Eugenio Espejo en su 40 aniversario
Fernando Tinajero, filósofo de la otredad
A fines de 2011, el ensayista, novelista y catedrático, ganador del Premio Eugenio Espejo 2015, Fernando Tinajero, le dio una entrevista a este diario en la que decía que “estamos viviendo una crisis que ya vivieron otros países, o que están viviendo otras naciones, inherente al desarrollo del capitalismo. Estamos pasando por una fase del capitalismo en la que este sistema empieza a encontrar cerradas las vías de solución a sus crisis”.
“Me da la impresión —yo no quisiera equivocarme, Friedrich Hegel decía que el filósofo no debe hacer profecías— de que estamos en la etapa final del capitalismo”, decía Tinajero, para quien los textos de cada Constitución hecha en el país son reveladores de los procesos históricos y las clases dominantes que los forjaron en cada época.
La declinación del sistema “y algo tendrá que surgir”, era enunciado por el filósofo, quien mira como una misión el análisis de “la herencia nefasta que nos deja el capitalismo, sobre todo al haber desplazado al valor de las ideas, que están supeditadas a la eficacia”.
La mentada eficacia se repite en los discursos comunicacionales, ya no solo en las ciencias exactas. “Hay autores —explicaba Tinajero— que aseguran que ya no se busca la verdad, sino que las ideas sean eficaces. En ese punto son irrelevantes esas doctrinas políticas, pues solo se busca la eficacia”, un método de vivir en sociedad basado en proyecciones que eclipsan al sujeto, esa unidad psíquica, social y biológica.
“En los seres humanos existen dos dimensiones, como en la figura del dios Jano, que tiene dos rostros opuestos: la memoria y el deseo”, explicaba el escritor. “El segundo —que es una categoría de (Friedrich) Hegel— es la apetencia de lo que no existe todavía, es decir, que si mutilamos el deseo en el ser humano, lo dejamos absolutamente inútil, incompleto, inservible. Lo que da sentido a la vida humana es el futuro, pero nuestro deseo va a ser más certero mientras mejor sea nuestra memoria. Pueblo que pierde su memoria, pueblo que no busca nada y puede ser fácilmente sometido. Pueblo que tiene memoria puede engendrar grandes deseos y no se va a dejar dominar”.
La recolección del legado de pensadores como Tinajero es fundamental para esas proyecciones, para esa puesta en marcha de las lecciones del pasado y él ha escrito que “nadie puede alcanzar la plenitud de la conciencia de sí mismo si no llega a verse en los ojos del otro. O si se prefiere, el único camino del individuo hacia su profunda e irreductible ‘mismidad’ es el que pasa por la conciencia del otro”.
Una complementariedad en la diferencia que podría no solo terminar de recuperar la memoria, sino conseguir los que se desea. (I)