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Fallece poeta brasileño Lêdo Ivo, referente de la Generación del 45

Fallece poeta brasileño Lêdo Ivo, referente de la Generación del 45
24 de diciembre de 2012 - 00:00

Lêdo Ivo, que murió ayer en Sevilla, a los 88 años, ha sido uno de los poetas más representativos de Brasil en las últimas décadas, vinculado a la Generación del 45 y concienciado con la pobreza y con el compromiso del escritor.

Ivo defendía un modelo de poesía comprometido con el individuo y la sociedad. Algún crítico se refirió a él como “el poeta indignado”, aunque él eligió calificarse como “poeta municipal”.

El brasileño trataba de alejarse de la poesía pura dirigida a una inmensa minoría para orientarse a celebrar el universo a través de sus versos. Prefería, como hizo alusión en más de una ocasión, por tratar de la vida cotidiana y de la condición humana.

El poeta moderno, según este escritor, debe interesarse por el mundo de hoy y por la experiencia personal, en lugar de centrarse en hacer poemas sobre la creación poética.

Ivo (Maceivo, 1924) sintió devoción desde su infancia por la literatura española, de Francisco de Quevedo, Gonzalo de Berceo o Lope de Vega a Federico García Lorca, Rafael Alberti o la metafísica de Antonio Machado, su favorito.

Para Ivo, amante del soneto y de los versos largos, T.S. Eliot fue un referente en su amplia formación marcada por su interés por la literatura inglesa y francesa.
Miembro de la Generación del 45, un movimiento contrario al Modernismo de 1922, pertenece a la misma época que otros grandes de la poesía brasileña, como Joao Cabral de Melo Neto y Ferreira Gullara.

Periodista, narrador, ensayista y, ante todo, poeta, Ivo entendía la poesía como una forma de sentir y caminar por la vida.

En una entrevista concedida a EFE, en octubre de 2011, recalcó que él nació poeta y entendía que “el mundo se divide entre los poetas, formados por literatos, arquitectos, pintores, bailarines o músicos, entre otros, y los que no tienen voz. Y para ellos estamos los poetas para dar voz y música al que no la tiene”.

El autor de “Las imaginaciones”, “Rumor de la noche” u “Oda y Elegía”, miemb-ro de la Academia Brasileña de las Letras, reconocía también en aquella entrevista que se hallaba mejor en la vejez que en la juventud.

“Ahora reflexiono más -decía el brasileño entonces-, tengo más sentimiento de conciliación metafísica y veo más lo minúsculo, lo cotidiano. Además estoy más marcado por las emociones”.

En 1943, en Río de Janeiro se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Brasil -nunca ejerció la abogacía- y empezó a colaborar en suplementos literarios y a trabajar en la prensa carioca como periodista.

A lo largo de su carrera recibió numerosos premios, como el de Poesía de la Academia de las Letras brasileñas, el Leteo 2011, el Delfín de Oro 2004, el de Poesía del Mundo Latino Víctor Sandoval 2008, el de Literatura Brasileña de Casa de las Américas 2009 y el Premio Rosalía de Castro 2010.

Aficionado a los viajes, recorrió varios países europeos en 1954 y en 1963 el autor de “Ninho de Cobras” y “A Noite Misteriosa” fue invitado por el Gobierno estadounidense para dictar conferencias en distintas universidades, una actividad que no cesó de realizar en congresos, festivales y encuentros por el mundo.

Lêdo Ivo se encontraba en un “viaje sentimental”, dijo su hijo, el pintor Gonçalo Ivo, quien agregó que “quería cruzar el Guadalquivir andando por uno de sus puentes; cosas de poetas”.

Hace ocho días llegó a Madrid con sus nietos Leonardo y Antonia, su hijo Gonzalo y la esposa de este, Denyse. Desde el jueves estaban en Sevilla, donde tenían previsto permanecer hasta el día de Navidad para regresar a Madrid.

“Él sabía que el fin estaba próximo y quería ver a algunos amigos en Madrid, como Juan Carlos Mestre y Martín López-Vega. También quería pisar las tierras de Góngora y de Quevedo; siempre tuvo una gran ligazón con España”, explicó también su hijo.

Anteayer “estuvo en la Catedral (de Sevilla) varias horas: estaba feliz y contento. Quedó deslumbrado con el Alcázar y, al pasear por sus jardines, exclamó: ‘¡Entonces existe el paraíso; esto es el paraíso!’”, recordó Gonçalo Ivo.

Aseguró que a su padre lo incinerarán en Sevilla, “lo antes posible”, y que llevarán sus cenizas a Brasil porque “no quería una muerte carnavalizada ni una muerte episcopal, sino una muerte sencilla y franciscana”.

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