Factory y la necesidad del reconocimiento de espacio
Ayer se realizó un conversatorio, en el auditorio de la Administración Zonal Eloy Alfaro, sobre lo que ha sucedido cuatro años después de la tragedia en la discoteca Factory, en Quito.
En el evento hablaron sobre la importancia, para los familiares y el movimiento cultural rockero, de que haya nuevos espacios seguros para los músicos ecuatorianos.
En el acto se presentó a los nuevos voceros de la fundación mencionada, quienes dirigirán todos los proyectos y actividades, tanto particulares como referentes al manejo y la utilización de las instalaciones que serán entregadas por el Municipio de Quito, el 19 de abril próximo.
Además, se informó sobre la agenda de actividades (del 19 al 21 de abril) al recordar el cuarto aniversario de lo sucedido en la ex discoteca.
Entre los temas abordados sobresalió también el inicio de un proceso mancomunado entre todos los afectados por el caso, para beneficio de todas las culturas urbanas de la capital.
En la actividad participaron: Gloria Cruz -madre de Diego Freire, fallecido en el fatídico concierto-, que también es la presidenta de la fundación Factory 19 de Abril, que surgió luego del accidente. Al lugar también fueron Pedro Subía -padre de Diego Subía, otro fallecido-, vicepresidente de la fundación; María José Hernández, integrante y sobreviviente, quien pertenece al grupo Hempírika; y Rodrigo Pólit, sobreviviente y mánager del grupo Zelestial.
Pese a esta iniciativa, a punto de que llegue la fecha para recordar el cuarto aniversario, algunos grupos y movimientos rockeros que prefieren no revelar su identidad, dicen no conocer nada concreto sobre el manejo del tema Factory, o sobre la recuperación de espacios lograda por ellos luego de la tragedia.
El grupo de jóvenes organizadores del conversatorio de ayer tiene previsto llevar a cabo un festival y jornadas culturales, a través de los cuales buscan, entre otras cosas: evidenciar diversas identidades urbanas, reapropiarse del espacio público, fortalecer las organizaciones juveniles y entender a los jóvenes como actores clave en el proceso de construcción de un país equitativo e incluyente.
El caso Factory, además de cambiar la vida de familias quiteñas, afectó a la comunidad rockera y determinó un momento, en lo cultural, para iniciar un debate sobre las formas de expresión de los jóvenes a nivel nacional. El punto de partida fue la seguridad ofrecida en los escenarios artísticos.
Durante los años anteriores se han realizado eventos conmemorativos acompañados con foros, conciertos, demostraciones artísticas, con la finalidad de realizar un recordatorio de un hecho que, todos coinciden, no debe repetirse; además, desde entonces se ha gestionado la posibilidad de obtener un espacio en donde las agrupaciones rockeras puedan ofrecer sus conciertos.
Respecto a que los espacios, para algunos movimientos y agrupaciones rockeras, continúan limitados, ciertos grupos se preguntan: ¿quiénes han resultado beneficiados de los múltiples debates que se han realizado a lo largo de estos años?